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Sabbath School


Comentarios Elena G.W para la Escuela Sabática https://ift.tt/hOxvKRG Cristo dijo: “Como tú me enviaste al mundo, también los he enviado al mundo”” (Juan 17:18)… Cada alma que Cristo ha rescatado está llamada a trabajar en su nombre para la salvación de los perdidos… Cuando te apartas de los que no parecen promisorios ni atractivos, ¿te das cuenta de que estás descuidando las almas que está buscando Cristo? En el preciso momento en que te apartas de ellos, quizá es cuando necesiten más de tu compasión. En cada reunión de culto, hay almas que anhelan descanso y paz. Quizá parezca que viven vidas descuidadas, pero no son insensibles a la influencia del Espíritu Santo. Muchas de ellas pueden ser ganadas para Cristo (Palabras de vida del gran Maestro, pp. 149, 150). Todo el cielo está interesado en la obra de salvar a los perdidos. Los ángeles velan con sumo interés para ver quién dejará a las noventa y nueve y saldrá en la tempestad, la tormenta y la lluvia al árido desierto para buscar la oveja perdida. Los perdidos están todos a nuestro alrededor, pereciendo y tristemente abandonados. Pero son de valor ante Dios, la compra de la sangre de Cristo (En los lugares celestiales, p. 102). Cuando os dedicáis a esta obra, tenéis compañeros invisibles para los ojos humanos. Los ángeles del cielo estaban al lado del samaritano que atendió al extranjero herido. Y están al lado de todos aquellos que prestan servicio a Dios ministrando a sus semejantes. Y tenéis la cooperación de Cristo mismo. Él es el restaurador, y mientras trabajéis bajo su dirección, veréis grandes resultados… Cristo está tratando de elevar a todos aquellos que quieran ser elevados a un compañerismo consigo, para que podamos ser uno con él, como él es uno con el Padre. Nos permite llegar a relacionarnos con el sufrimiento y la calamidad a fin de sacarnos de nuestro egoísmo; trata de desarrollar en nosotros los atributos de su carácter: la compasión, la ternura y el amor. Aceptando esta obra de ministración, nos colocamos en su escuela, a fin de ser hechos idóneos para las cortes de Dios (Palabras de vida del gran Maestro, pp. 320, 321). Las palabras del Salvador… indican que confió a sus seguidores una misión de alcance mundial. En los tiempos de Cristo, el orgullo, el egoísmo y el prejuicio habían levantado una muralla de separación sólida y alta entre los que habían sido designados custodios de los oráculos sagrados y las demás naciones del mundo. Cristo vino a cambiar todo esto… Cristo derribó la muralla de separación, el amor propio, y el prejuicio divisor del nacionalismo egoísta; enseñó a amar a toda la familia humana. Elevó al hombre por encima del círculo limitado que les prescribía su propio egoísmo; anuló toda frontera territorial y toda distinción artificial de las capas sociales. Para él no había diferencia entre vecinos y extranjeros ni entre amigos y enemigos. Nos enseña a considerar a cada alma necesitada como nuestro prójimo y al mundo como nuestro campo (El discurso maestro de Jesucristo, p. 38).

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