Sabbath School
Comentarios Elena G.W para la Escuela Sabática https://ift.tt/v0a8mCX Cuando nos rodean las dificultades y las pruebas, deberíamos acudir a Dios y esperar confiadamente en Aquel que es poderoso para salvar y fuerte para librar. Debemos pedir la bendición de Dios si es que queremos recibirla. La oración es un deber y una necesidad; ¿pero no descuidamos la alabanza? ¿No deberíamos agradecer más a menudo al Dador de todas nuestras bendiciones? Necesitamos cultivar la gratitud. Deberíamos contemplar frecuentemente y volver a contar las mercedes de Dios, y alabar y glorificar su santo nombre, aun cuando experimentemos dolor y aflicción (Mensajes selectos, p. 306). “La paz de Dios gobierne en vuestros corazones… y sed agradecidos. La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros, enseñándoos y exhortándoos unos a otros en toda sabiduría, cantando con gracia en vuestros corazones al Señor con salmos e himnos y cánticos espirituales”. Colosenses 3:15, 16. Así procedía Cristo. Con frecuencia era asaltado por la tentación, pero en vez de rendirse o alterarse, cantaba las alabanzas de Dios. Con cánticos espirituales detenía el torrente de palabras de aquellos a quienes Satanás estaba usando para crear contienda. Cuando son tentados los que aman a Dios, canten himnos de alabanza a su Creador antes de hablar palabras de acusación y crítica. El Señor bendecirá a quienes así procuren la paz. Confiad en Dios. Tened cuidado de no darle al enemigo ventaja mediante vuestras palabras descuidadas. Contemplad siempre a Jesús. Él es vuestra fortaleza (That I May Know Him, p. 185; parcialmente en _A fin de conocerle,_p. 187). Cuando parece que dudamos del amor de Dios y desconfiamos de sus promesas, le deshonramos y contristamos su Espíritu Santo… Cuando Satanás os tiente, no salga de vuestros labios una sola palabra de duda o tinieblas. Si elegís abrir la puerta a sus insinuaciones, vuestra mente se llenará de desconfianza y de rebeldes cavilaciones. Si habláis de vuestros sentimientos, cada duda que expreséis no solo reaccionará sobre vosotros mismos sino que será una semilla que germinará y dará fruto en la vida de otros, y acaso sea imposible contrarrestar la influencia de vuestras palabras. Tal vez podáis reponeros vosotros de la hora de la tentación y del lazo de Satanás; mas puede ser que otros que hayan sido dominados por vuestra influencia, no alcancen a escapar de la incredulidad que hayáis insinuado. ¡Cuánto importa que expresemos tan solo cosas que den fuerza espiritual y vida!… Todos tenemos pruebas, aflicciones duras que sobrellevar y fuertes tentaciones que resistir. Pero no las contéis a los mortales, sino llevadlo todo a Dios, en oración. Tengamos por regla el no proferir una sola palabra de duda o desaliento. Podemos hacer mucho más para alumbrar el camino de los demás y sostener sus esfuerzos si hablamos palabras de esperanza y buen ánimo (_El camino a Cristo,_p. 118, 120).
¡Visita Sabbath School!
Comentarios Elena G.W para la Escuela Sabática https://ift.tt/v0a8mCX Cuando nos rodean las dificultades y las pruebas, deberíamos acudir a Dios y esperar confiadamente en Aquel que es poderoso para salvar y fuerte para librar. Debemos pedir la bendición de Dios si es que queremos recibirla. La oración es un deber y una necesidad; ¿pero no descuidamos la alabanza? ¿No deberíamos agradecer más a menudo al Dador de todas nuestras bendiciones? Necesitamos cultivar la gratitud. Deberíamos contemplar frecuentemente y volver a contar las mercedes de Dios, y alabar y glorificar su santo nombre, aun cuando experimentemos dolor y aflicción (Mensajes selectos, p. 306). “La paz de Dios gobierne en vuestros corazones… y sed agradecidos. La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros, enseñándoos y exhortándoos unos a otros en toda sabiduría, cantando con gracia en vuestros corazones al Señor con salmos e himnos y cánticos espirituales”. Colosenses 3:15, 16. Así procedía Cristo. Con frecuencia era asaltado por la tentación, pero en vez de rendirse o alterarse, cantaba las alabanzas de Dios. Con cánticos espirituales detenía el torrente de palabras de aquellos a quienes Satanás estaba usando para crear contienda. Cuando son tentados los que aman a Dios, canten himnos de alabanza a su Creador antes de hablar palabras de acusación y crítica. El Señor bendecirá a quienes así procuren la paz. Confiad en Dios. Tened cuidado de no darle al enemigo ventaja mediante vuestras palabras descuidadas. Contemplad siempre a Jesús. Él es vuestra fortaleza (That I May Know Him, p. 185; parcialmente en _A fin de conocerle,_p. 187). Cuando parece que dudamos del amor de Dios y desconfiamos de sus promesas, le deshonramos y contristamos su Espíritu Santo… Cuando Satanás os tiente, no salga de vuestros labios una sola palabra de duda o tinieblas. Si elegís abrir la puerta a sus insinuaciones, vuestra mente se llenará de desconfianza y de rebeldes cavilaciones. Si habláis de vuestros sentimientos, cada duda que expreséis no solo reaccionará sobre vosotros mismos sino que será una semilla que germinará y dará fruto en la vida de otros, y acaso sea imposible contrarrestar la influencia de vuestras palabras. Tal vez podáis reponeros vosotros de la hora de la tentación y del lazo de Satanás; mas puede ser que otros que hayan sido dominados por vuestra influencia, no alcancen a escapar de la incredulidad que hayáis insinuado. ¡Cuánto importa que expresemos tan solo cosas que den fuerza espiritual y vida!… Todos tenemos pruebas, aflicciones duras que sobrellevar y fuertes tentaciones que resistir. Pero no las contéis a los mortales, sino llevadlo todo a Dios, en oración. Tengamos por regla el no proferir una sola palabra de duda o desaliento. Podemos hacer mucho más para alumbrar el camino de los demás y sostener sus esfuerzos si hablamos palabras de esperanza y buen ánimo (_El camino a Cristo,_p. 118, 120).
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