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Sabbath School


Comentarios Elena G.W para la Escuela Sabática https://ift.tt/Vt4eTiB El ánimo del salmista David pasó por muchos cambios. A veces, cuando se percataba de la voluntad y de los caminos de Dios, sentía gran euforia; después, cuando captaba una imagen del reverso de la misericordia y del inmutable amor de Dios, todo le parecía que estaba envuelto en una nube de oscuridad. Pero a través de la oscuridad obtenía una visión de los atributos de Dios, que le daban confianza y fortalecían su fe. Pero cuando meditaba en las dificultades y en los peligros de la vida, le parecían tan difíciles de sobrellevar, que se sentía abandonado de Dios debido a sus pecados. Veía su pecado en una manera tan clara, que exclamó: “¿Desechará el Señor para siempre, y no volverá más a sernos propicio?” Pero mientras lloraba y oraba, obtuvo una visión más clara del carácter y de los atributos de Dios… Su fe se aferró de Dios, y se animó y fortaleció. Aunque reconocía como misteriosos los caminos de Dios, sabía que eran misericordiosos y buenos, pues este fue el carácter divino tal como se reveló a Moisés… Cuando David hizo suyas esas promesas y esos privilegios, decidió dejar de ser apresurado en sus juicios, y no desanimarse ni abatirse en inútil desesperación. Su alma se reanimó cuando contemplo el carácter de Dios tal como se manifiesta en sus enseñanzas, su paciencia, excelsa grandeza y misericordia, y vio que a las obras y maravillas de Dios no se debe dar una aplicación restringida (Comentarios de Elena G. de White en Comentario bíblico adventista, t. 3, p. 1167). Dios derrama sus bendiciones a lo largo de todo nuestro camino, para alegrar nuestro viaje e inducir a nuestros corazones a amarlo y alabarlo; y él desea que extraigamos agua de la fuente de la salvación para refrescar nuestros corazones. Podemos cantar los cánticos de Sión, podemos regocijar nuestros corazones, y podemos alegrar los corazones de otros; la esperanza debe fortalecerse, y la oscuridad debe tornarse en luz. Dios no nos ha dejado en un mundo tenebroso —como peregrinos y extranjeros que buscan un país mejor, el país celestial— sin darnos preciosas promesas para aliviar toda carga. Los bordes de nuestro sendero están sembrados con hermosas flores de promesa. Florecen a todo nuestro alrededor, esparciendo por el ambiente rica fragancia. Cuántas bendiciones perdemos porque pasamos por alto las bendiciones que recibimos diariamente, mientras nos lamentamos por aquello que no tenemos… La flor que medra en la oscuridad y en los lugares humildes, responde a todos los rayos de luz que puede obtener, y extiende sus hojas. El pájaro enjaulado canta en su prisión en el cuarto sin sol, como si estuviera en una morada asoleada… . Dios ama el corazón agradecido, que confía implícitamente en sus palabras de promesa, obteniendo consuelo, esperanza y paz de ellas; y él nos revelará todavía mayores profundidades de su amor… Apropiémonos mediante una fe viva de las ricas promesas de Dios, y seamos agradecidos desde la mañana hasta la noche (Nuestra elevada vocación, p. 12).

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