A Fin de Conocerle


Manantial de toda luz, 1 de abril https://ift.tt/6FOJNZq Otra vez Jesús les habló, diciendo: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida. Juan 8:12. Jesús de Nazaret declaró de sí mismo que era la Luz del mundo. ¿Qué pensáis de él? ¿Qué posición ocupa entre los maestros religiosos del mundo? Centenares, sí, millares de hombres son reconocidos como grandes pensadores, hombres que especularon, que publicaron sus teorías y encantaron a muchos con sus resultados intelectuales y morales. Estos así llamados grandes hombres que han dejado al mundo los productos de su intelecto han sido catalogados como los hombres más sabios que el mundo haya conocido. Pero no se pueden comparar con Cristo. Había una revelación antes de que surgieran las creaciones del hombre. Su conocimiento finito no es sino el resultado de contemplar las cosas admirables que han estado brillando en nuestro mundo, contenidas en las enseñanzas de Cristo, el más grande de todos los maestros. Siempre que el hombre ha podido elucubrar grandes ideas, han venido mediante Cristo. Cada preciosa gema de pensamiento, cada destello intelectual, es una revelación de la Luz del mundo... Así como el sol se compara con las lumbreras menores del cielo, así Cristo, la Fuente de toda luz, se comparó con los maestros de sus días... Medidos por las mentes finitas, los hombres son llamados instruidos y grandes; pero con toda su decantada sabiduría, su ciencia y conocimiento, no pueden conocer a Dios y a Jesús a quien él ha enviado... Ningún hombre que jamás haya vivido, o que vivirá alguna vez, puede pretender ser el guía infalible, el supremo revelador de la verdad. Los hombres pueden procurar alcanzar la más alta norma de sabiduría, pero hay Uno, “un Maestro enviado de Dios”, que es más alto que ellos. Ningún maestro humano lo puede igualar.—The Youth’s Instructor, 16 de septiembre de 1897.

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Satanás les ofrece a los hombres los reinos del mundo si ellos le ceden la supremacía. Muchos hacen esto y sacrifican el cielo. Es mejor morir que pecar; es mejor padecer necesidad que defraudar; es mejor pasar hambre que mentir.—Testimonies for the Church 4:495 (1880). {EUD 121.4}
Pero el perdón tiene un significado más abarcante del que muchos suponen. Cuando Dios promete que “será amplio en perdonar”, añade, como si el alcance de esa promesa fuera más de lo que pudiéramos entender: “Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos”.19 El perdón de Dios no es solamente un acto judicial por el cual libra de la condenación. No es sólo el perdón por el pecado. Es también una redención del pecado. Es la efusión del amor redentor que transforma el corazón. David tenía el verdadero concepto del perdón cuando oró “Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí”. También dijo: “Cuanto está lejos el oriente del occidente, hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones”.20 {DMJ 97.2}
https://egwwritings.org/?ref=es_DMJ.97.2&para=175.533


“No cerrará el tiempo de gracia hasta que el mensaje haya sido proclamado con más claridad. La ley de Dios ha de ser magnificada [...] El mensaje de la justicia de Cristo ha de resonar de un extremo de la tierra hasta el otro para preparar el camino del Señor. Esta es la gloria de Dios que terminará la obra del tercer ángel”. Joyas de los Testimonios (JT), vol. 2, (Bs. As.: ACES, 1956), pp. 373,374