El Cristo Triunfante
Aún se necesitan “Calebs”, 25 de abril https://ift.tt/MQV3o6w “Entonces Caleb hizo callar al pueblo delante de Moisés, y dijo: Subamos luego, y tomemos posesión de ella; porque más podremos nosotros que ellos”. Números 13:30. En diferentes períodos de la historia de nuestra obra, se han necesitado muchísimos Calebs. Hoy día necesitamos hombres de entera fidelidad, obreros que sigan al Señor plenamente, hombres que no estén dispuestos a quedar silenciosos cuando debieran hablar, que sean tan leales a los principios como el acero, que no procuren hacer una exhibición presuntuosa, sino que caminen humildemente con Dios, hombres pacientes, bondadosos, serviciales, corteses, que entiendan que la ciencia de la oración es ejercitar la fe y muestren obras que resulten en la gloria de Dios y en el bien de su pueblo... Dios no tendrá en su obra dirigentes que ofrezcan un servicio dividido. Sus servidores han de asumir la postura de no aprobar ninguna obra mala. Seguir a Jesús requiere una conversión de todo corazón en el comienzo, y una repetición de esa conversión cada día. Hubo momentos en que la crisis determinó el carácter... Hay obreros que han perdido su visión espiritual. No pueden distinguir lo sagrado de lo común. Sus voces se agigantan cuando están del lado del enemigo. Tendrían mucho más crédito si guardaran silencio. Esta es su fuerza. El silencio es su elocuencia. Significa mucho para cada persona estar del lado del Señor en un asunto o del lado de Satanás. El pueblo de Dios de este tiempo tiene mucha más luz de la que tenía el antiguo Israel. No sólo tienen la creciente luz que ha resplandecido sobre ellos, sino la instrucción que Dios dio a Moisés para ser transmitida al pueblo. Dios marcó claramente la diferencia entre lo sagrado y lo común y manifestó que esta diferencia debía ser estrictamente observada... El Señor ha dado a su pueblo gran luz y preciosas instrucciones. Cuánta tristeza, cuánta vergüenza, cuánta agonía espiritual se ha extendido sobre los fieles servidores de Dios que han permanecido como Josué y Caleb, cuando han escuchado a Israel rechazar a sus dirigentes... y elegir a un miembro del sector rebelde para que los condujera de regreso a Egipto. En medio de sus quejas los israelitas blasfemaron el nombre de Dios. El Señor había indicado que la defensa de la tierra de Canaán la había abandonado y que ese era el momento oportuno para entrar a ella. Caleb dijo una verdad para esa época que lo es para todo tiempo. “La tierra por donde pasamos para reconocerla, es tierra en gran manera buena. Si Jehová se agradare de nosotros, él nos llevará a esta tierra, y nos la entregará; tierra que fluye leche y miel. Por tanto, no seáis rebeldes contra Jehová, ni temáis al pueblo de esta tierra; porque nosotros los comeremos como pan; su amparo se ha apartado de ellos, y con nosotros está Jehová; no los temáis”.—Carta 39, 1899.
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Aún se necesitan “Calebs”, 25 de abril https://ift.tt/MQV3o6w “Entonces Caleb hizo callar al pueblo delante de Moisés, y dijo: Subamos luego, y tomemos posesión de ella; porque más podremos nosotros que ellos”. Números 13:30. En diferentes períodos de la historia de nuestra obra, se han necesitado muchísimos Calebs. Hoy día necesitamos hombres de entera fidelidad, obreros que sigan al Señor plenamente, hombres que no estén dispuestos a quedar silenciosos cuando debieran hablar, que sean tan leales a los principios como el acero, que no procuren hacer una exhibición presuntuosa, sino que caminen humildemente con Dios, hombres pacientes, bondadosos, serviciales, corteses, que entiendan que la ciencia de la oración es ejercitar la fe y muestren obras que resulten en la gloria de Dios y en el bien de su pueblo... Dios no tendrá en su obra dirigentes que ofrezcan un servicio dividido. Sus servidores han de asumir la postura de no aprobar ninguna obra mala. Seguir a Jesús requiere una conversión de todo corazón en el comienzo, y una repetición de esa conversión cada día. Hubo momentos en que la crisis determinó el carácter... Hay obreros que han perdido su visión espiritual. No pueden distinguir lo sagrado de lo común. Sus voces se agigantan cuando están del lado del enemigo. Tendrían mucho más crédito si guardaran silencio. Esta es su fuerza. El silencio es su elocuencia. Significa mucho para cada persona estar del lado del Señor en un asunto o del lado de Satanás. El pueblo de Dios de este tiempo tiene mucha más luz de la que tenía el antiguo Israel. No sólo tienen la creciente luz que ha resplandecido sobre ellos, sino la instrucción que Dios dio a Moisés para ser transmitida al pueblo. Dios marcó claramente la diferencia entre lo sagrado y lo común y manifestó que esta diferencia debía ser estrictamente observada... El Señor ha dado a su pueblo gran luz y preciosas instrucciones. Cuánta tristeza, cuánta vergüenza, cuánta agonía espiritual se ha extendido sobre los fieles servidores de Dios que han permanecido como Josué y Caleb, cuando han escuchado a Israel rechazar a sus dirigentes... y elegir a un miembro del sector rebelde para que los condujera de regreso a Egipto. En medio de sus quejas los israelitas blasfemaron el nombre de Dios. El Señor había indicado que la defensa de la tierra de Canaán la había abandonado y que ese era el momento oportuno para entrar a ella. Caleb dijo una verdad para esa época que lo es para todo tiempo. “La tierra por donde pasamos para reconocerla, es tierra en gran manera buena. Si Jehová se agradare de nosotros, él nos llevará a esta tierra, y nos la entregará; tierra que fluye leche y miel. Por tanto, no seáis rebeldes contra Jehová, ni temáis al pueblo de esta tierra; porque nosotros los comeremos como pan; su amparo se ha apartado de ellos, y con nosotros está Jehová; no los temáis”.—Carta 39, 1899.
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