Hijos e Hijas de Dios
El nuevo corazón es puro, 6 de abril Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios. Mateo 5:8. https://ift.tt/a3bBNkg La sabiduría que viene “de lo alto es primeramente pura”. En la ciudad de Dios no entrará nada que mancille. Todos los que morarán en ella habrán llegado aquí a ser puros de corazón. En el que vaya aprendiendo de Jesús se manifestará creciente repugnancia por los hábitos descuidados, el lenguaje vulgar y los pensamientos impuros. Cuando Cristo viva en el corazón, habrá limpieza y cultura en el pensamiento y en los modales. Pero las palabras de Cristo: “Bienaventurados los de limpio corazón”, tienen un significado mucho más profundo. No se refieren únicamente a los que son puros según el concepto del mundo, es decir, están exentos de sensualidad y concupiscencia, sino a los que son fieles en los pensamientos y motivos del alma, libres del orgullo y del amor propio; humildes, generosos y como niños... Los de puro corazón ven a Dios en un aspecto nuevo y atractivo, como su Redentor; mientras disciernen la pureza y hermosura de su carácter, anhelan reflejar su imagen. Para ellos es un Padre que anhela abrazar a un hijo arrepentido; y sus corazones rebosan de alegría indecible y de gloria plena. Los de corazón puro perciben al Creador en las obras de su mano poderosa, en las obras de belleza que componen el universo. En su Palabra escrita ven con mayor claridad aún la revelación de su misericordia, su bondad y su gracia. Las verdades escondidas a los sabios y los prudentes se revelan a los niños. La hermosura y el encanto de la verdad... se presentan constantemente a quienes, movidos por un espíritu sencillo como el de un niño, desean conocer y cumplir la voluntad de Dios.—El discurso maestro de Jesucristo, 25-27.
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El nuevo corazón es puro, 6 de abril Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios. Mateo 5:8. https://ift.tt/a3bBNkg La sabiduría que viene “de lo alto es primeramente pura”. En la ciudad de Dios no entrará nada que mancille. Todos los que morarán en ella habrán llegado aquí a ser puros de corazón. En el que vaya aprendiendo de Jesús se manifestará creciente repugnancia por los hábitos descuidados, el lenguaje vulgar y los pensamientos impuros. Cuando Cristo viva en el corazón, habrá limpieza y cultura en el pensamiento y en los modales. Pero las palabras de Cristo: “Bienaventurados los de limpio corazón”, tienen un significado mucho más profundo. No se refieren únicamente a los que son puros según el concepto del mundo, es decir, están exentos de sensualidad y concupiscencia, sino a los que son fieles en los pensamientos y motivos del alma, libres del orgullo y del amor propio; humildes, generosos y como niños... Los de puro corazón ven a Dios en un aspecto nuevo y atractivo, como su Redentor; mientras disciernen la pureza y hermosura de su carácter, anhelan reflejar su imagen. Para ellos es un Padre que anhela abrazar a un hijo arrepentido; y sus corazones rebosan de alegría indecible y de gloria plena. Los de corazón puro perciben al Creador en las obras de su mano poderosa, en las obras de belleza que componen el universo. En su Palabra escrita ven con mayor claridad aún la revelación de su misericordia, su bondad y su gracia. Las verdades escondidas a los sabios y los prudentes se revelan a los niños. La hermosura y el encanto de la verdad... se presentan constantemente a quienes, movidos por un espíritu sencillo como el de un niño, desean conocer y cumplir la voluntad de Dios.—El discurso maestro de Jesucristo, 25-27.
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