Cada Día con Dios
El espíritu sustentador, 13 de junio Y poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia, a fin de que, teniendo siempre en todas las cosas todo lo suficiente, abundéis para toda buena obra. 2 Corintios 9:8. https://ift.tt/8DU4ij1 Nos levantamos a las cinco y desayunamos a las seis y media; entonces los hombres llevan el grupo a la carpa y dedican hora y media al estudio de la Biblia y a conversar, para comparar los incidentes acaecidos el día anterior, y ser instruidos con respecto a los hábitos de orden que deben cultivar y a la necesidad de vencer cada defecto de carácter. Esta es una escuela que todos necesitan bastante. Los L son muchachos con buen espíritu, pero tienen grandes deficiencias: falta de orden, descuido de los más simples deberes en el mantenimiento de sus cosas, y dejan sus tareas sin hacer. Ha llegado el momento de que obtengan una preparación adecuada para la obra, o que la dejen para dedicarse a esa parte de su educación que no ha recibido atención hasta ahora, hasta que logren desarrollar un carácter bien equilibrado. Mientras eso no ocurra, jamás estarán listos para salir solos y hacer algo. Todos necesitamos más del Espíritu de Dios, una fe más ferviente, más constante, sincera oración para percibir las graves imperfecciones de nuestras mejores obras, y nuestra total incapacidad para alcanzar por nosotros mismos la norma divina. ¡Oh, cuán grande es la obra de salvar almas! ¡Cuán pocos lo perciben! ¡Cuán pocos están haciendo todo lo posible a fin de ganar almas para Cristo! Satanás está trabajando con todo su poder: con perseverancia, con diligencia, incansablemente, mientras muchos que profesan la verdad están dormidos, sin hacer nada para salvar almas, sin siquiera vivir las verdades que profesan. Un testimonio fragmentario no puede alcanzar a la gente. Tenemos que alcanzarla por medio de Dios. Debemos ser dúctiles en las manos del Señor, para que él nos modele como el alfarero lo hace con la arcilla. La gracia del Cielo es suficiente para cada hora de conflicto, para cada hora de prueba. Aferrémonos más firmemente de Dios. Su Espíritu nos ayudará, su Espíritu nos fortalecerá y sostendrá. Al acercarnos más al Señor, seremos conscientes de nuestra propia insignificancia, y aprenderemos a depender más de Jesucristo y entonces obtendremos claras evidencias de su amor. Veremos la bondad y la misericordia de Dios manifestada en la obra de su providencia.—Carta 21, del 13 de junio de 1883, dirigida a W. C. White.
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El espíritu sustentador, 13 de junio Y poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia, a fin de que, teniendo siempre en todas las cosas todo lo suficiente, abundéis para toda buena obra. 2 Corintios 9:8. https://ift.tt/8DU4ij1 Nos levantamos a las cinco y desayunamos a las seis y media; entonces los hombres llevan el grupo a la carpa y dedican hora y media al estudio de la Biblia y a conversar, para comparar los incidentes acaecidos el día anterior, y ser instruidos con respecto a los hábitos de orden que deben cultivar y a la necesidad de vencer cada defecto de carácter. Esta es una escuela que todos necesitan bastante. Los L son muchachos con buen espíritu, pero tienen grandes deficiencias: falta de orden, descuido de los más simples deberes en el mantenimiento de sus cosas, y dejan sus tareas sin hacer. Ha llegado el momento de que obtengan una preparación adecuada para la obra, o que la dejen para dedicarse a esa parte de su educación que no ha recibido atención hasta ahora, hasta que logren desarrollar un carácter bien equilibrado. Mientras eso no ocurra, jamás estarán listos para salir solos y hacer algo. Todos necesitamos más del Espíritu de Dios, una fe más ferviente, más constante, sincera oración para percibir las graves imperfecciones de nuestras mejores obras, y nuestra total incapacidad para alcanzar por nosotros mismos la norma divina. ¡Oh, cuán grande es la obra de salvar almas! ¡Cuán pocos lo perciben! ¡Cuán pocos están haciendo todo lo posible a fin de ganar almas para Cristo! Satanás está trabajando con todo su poder: con perseverancia, con diligencia, incansablemente, mientras muchos que profesan la verdad están dormidos, sin hacer nada para salvar almas, sin siquiera vivir las verdades que profesan. Un testimonio fragmentario no puede alcanzar a la gente. Tenemos que alcanzarla por medio de Dios. Debemos ser dúctiles en las manos del Señor, para que él nos modele como el alfarero lo hace con la arcilla. La gracia del Cielo es suficiente para cada hora de conflicto, para cada hora de prueba. Aferrémonos más firmemente de Dios. Su Espíritu nos ayudará, su Espíritu nos fortalecerá y sostendrá. Al acercarnos más al Señor, seremos conscientes de nuestra propia insignificancia, y aprenderemos a depender más de Jesucristo y entonces obtendremos claras evidencias de su amor. Veremos la bondad y la misericordia de Dios manifestada en la obra de su providencia.—Carta 21, del 13 de junio de 1883, dirigida a W. C. White.
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