
“Mientras hacéis lo mejor, no fatiguéis vuestro cuerpo y vuestra mente con los cuidados de esta vida. No malogréis vuestra experiencia religiosa por las... preocupaciones, sino confiad en que el Señor trabajará por vosotros y hará por vosotros lo que no podéis hacer por vosotros mismos” (LC 113).
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