Sabbath School
Sunday, July 28 Calmando una tormenta Comentarios Elena G.W para las Lecciones de Escuela Sabática https://ift.tt/fY6zPve @seguidores @destacar Absortos en sus esfuerzos para salvarse, [los discípulos] habían olvidado de que Jesús estaba a bordo. Ahora, reconociendo que eran vanas sus labores y viendo tan solo la muerte delante de sí, se acordaron de Aquel a cuya orden habían emprendido la travesía del mar. En Jesús se hallaba su única esperanza… De repente, el fulgor de un rayo rasgó las tinieblas y vieron a Jesús acostado y dormido sin que le perturbase el tumulto… Sus clamores despertaron a Jesús. Pero al iluminarle el resplandor del rayo, vieron la paz del cielo reflejada en su rostro; leyeron en su mirada un amor abnegado y tierno, y sus corazones se volvieron a él para exclamar: “Señor, sálvanos, que perecemos”. Nunca dio un alma expresión a este clamor sin que fuese oído. Mientras los discípulos asían sus remos para hacer un postrer esfuerzo, Jesús se levantó. De pie en medio de los discípulos, mientras la tempestad rugía… levantó la mano, tan a menudo empleada en hechos de misericordia, y dijo al mar airado: “Calla, enmudece”… Así como Jesús reposaba por la fe en el cuidado del Padre, así también hemos de confiar nosotros en el cuidado de nuestro Salvador (El Deseado de todas las gentes, pp. 301-303). Nuestro Dios tiene a su disposición el cielo y la tierra y sabe exactamente lo que necesitamos. Solo podemos ver hasta corta distancia delante de nosotros; mas “todas las cosas están desnudas y abiertas a los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta”. Hebreos 4:13. Por sobre las perturbaciones de la tierra está él entronizado; y todas las cosas están abiertas a su visión divina; y desde su grande y serena eternidad ordena aquello que su providencia ve que es lo mejor. Ni siquiera un pajarillo cae al suelo sin que lo note el Padre. El odio de Satanás contra Dios le induce a deleitarse en destruir hasta los animales. Y solo por el cuidado protector de Dios son preservadas las aves para alegrarnos con sus cantos de gozo. Pero él no se olvida siquiera de los pajarillos. “Así que, no temáis; más valéis vosotros que muchos pajarillos”. Mateo 10:31 (Testimonios para la iglesia, t. 8, p. 285). Nuestro divino Señor es suficiente para cualquier emergencia. Nada es imposible con él. Ha mostrado su gran amor por nosotros al vivir una vida de abnegación y sacrificio, y al morir una muerte de agonía. Id a Cristo tales como sois, débiles, impotentes y listos para morir. Depended plenamente de su misericordia. No hay dificultad interna o externa que no pueda ser vencida con su fortaleza. Algunos tienen temperamentos tempestuosos; pero Aquel que calmó al tormentoso Mar de Galilea dirá al corazón turbado: “Calla, enmudece”. No hay ninguna naturaleza tan rebelde que Cristo no pueda subyugar, ningún temperamento tan tempestuoso que no pueda aplacar, si el corazón está entregado a la guardia de Cristo. El que encomienda su alma a Jesús no tiene por qué desanimarse. Tenemos un Salvador todopoderoso. Mirando a Jesús, el autor y consumador de nuestra fe, podéis decir: “Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones. Por tanto, no temeremos aunque la tierra sea removida, y se traspasen los montes al corazón del mar; aunque bramen y se turben sus aguas, y tiemblen los montes a causa de su braveza”. Salmo 46:1-3 (In Heavenly Places, p. 17; parcialmente en En los lugares celestiales, p. 19).
¡Visita Sabbath School!
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