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Sabbath School


Thursday, August 08 Cuidado con el pan en mal estado Comentarios Elena G.W para las Lecciones de Escuela Sabática https://ift.tt/SDy1X3l @seguidores Los que deseaban obtener una señal de Jesús habían endurecido de tal manera su corazón en la incredulidad que no discernían en el carácter de él la semejanza de Dios. No querían ver que su misión cumplía las Escrituras… Ninguna señal que se pudiese dar en el cielo o en la tierra los habría de beneficiar. Jesús, “gimiendo en su espíritu”, y apartándose del grupo de caviladores, volvió al barco con sus discípulos. En silencio pesaroso, cruzaron de nuevo el lago. No regresaron, sin embargo, al lugar que habían dejado, sino que se dirigieron hacia Betsaida, cerca de donde habían sido alimentados los cinco mil. Al llegar a la orilla más alejada, Jesús dijo: “Mirad, y guardaos de la levadura de los fariseos y de los saduceos”… Sin embargo, los discípulos no comprendieron a Jesús. En su repentina partida de Magdalá, se habían olvidado de llevar pan, y tenían solo un pan consigo. Creyeron que Cristo se refería a esta circunstancia y les recomendaba no comprar pan a un fariseo o a un saduceo. Con frecuencia su falta de fe y de percepción espiritual les había hecho comprender así erróneamente sus palabras. En esa ocasión, Jesús los reprendió por pensar que el que había alimentado a miles de personas con algunos peces y panes de cebada, pudiese referirse en esta solemne amonestación simplemente al alimento temporal. Había peligro de que el astuto raciocinio de los fariseos y saduceos sumiese a sus discípulos en la incredulidad y les hiciese considerar livianamente las obras de Cristo (El Deseado de todas las gentes, pp. 374, 375). Los discípulos se inclinaban a pensar que su Maestro debiera haber otorgado una señal en los cielos cuando se la habían pedido. Creían que él era perfectamente capaz de realizarla, y que una señal tal habría acallado a sus enemigos. No discernían la hipocresía de esos caviladores. Meses más tarde… Jesús repitió la misma enseñanza. “Comenzó a decir a sus discípulos, primeramente: Guardaos de la levadura de los fariseos, que es hipocresía”. Lucas 12:1. La levadura puesta en la harina obra imperceptiblemente y cambia toda la masa de modo que comparta su propia naturaleza. Así también, si se la tolera en el corazón, la hipocresía impregna el carácter y la vida… Los escribas y fariseos insinuaban principios engañosos. Ocultaban la verdadera tendencia de sus doctrinas y aprovechaban toda ocasión de inculcarlas arteramente en el ánimo de sus oyentes. Estos falsos principios, una vez aceptados, obraban como la levadura en la harina, impregnando y transformando el carácter. Esta enseñanza engañosa era lo que hacía tan difícil para la gente recibir las palabras de Cristo (El Deseado de todas las gentes, pp. 375, 376). Cuando seamos capaces de comprender el carácter de Dios como lo hizo Moisés, también nosotros nos adelantaremos a inclinarnos en adoración y alabanza. Jesús contempló nada menos que “que el amor con que me has amado” estuviera en los corazones de sus hijos, a fin de que pudieran impartir el conocimiento de Dios a los demás. ¡Oh qué seguridad es esta, que el amor de Dios pueda morar en los corazones de todos los que creen en él!… Uno que sabe ha dicho: “El Padre mismo os ama”. Uno que tiene un conocimiento experimental de la longitud, anchura, altura y profundidad de ese amor, nos ha declarado este hecho asombroso. Este amor es nuestro mediante la fe en el Hijo de Dios, por lo tanto una conexión con Cristo significa todo para nosotros. Hemos de ser uno con él así como él es uno con el Padre, y entonces somos amados por el Dios infinito como miembros del cuerpo de Cristo, como sarmientos de la Vid viviente (Fundamentals of Christian Education, pp. 177, 178).

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