Sabbath School
Thursday, October 03 Las afirmaciones de Jesús Comentarios Elena G.W para las Lecciones de Escuela Sabática https://ift.tt/3rZQiO1 Jerusalén y toda Judea habían escuchado la predicación de Juan el Bautista; y tanto la diputación del Sanedrín como la muchedumbre habían oído su testimonio acerca de Jesús. En Judea, Cristo había reclutado sus primeros discípulos. Allí había transcurrido gran parte de los comienzos de su ministerio. La manifestación de su divinidad en la purificación del templo, sus milagros de sanidad y las lecciones de divina verdad que procedían de sus labios, todo proclamaba lo que después de la curación del paralítico en Betesda había declarado ante el Sanedrín: su filiación con el Eterno. Si los dirigentes de Israel hubiesen recibido a Cristo, los habría honrado como mensajeros suyos para llevar el evangelio al mundo. A ellos fue dada primeramente la oportunidad de ser heraldos del reino y de la gracia de Dios. Pero… los celos y la desconfianza de los dirigentes judíos maduraron en abierto odio, y el corazón de la gente se apartó de Jesús. El Sanedrín había rechazado el mensaje de Cristo y procuraba su muerte (El Deseado de todas las gentes, p. 198). Un punto en el cual muchos han errado ha sido el no ser cuidadosos en seguir las ideas de Dios sino las propias. Cristo mismo declaró: “No puede el Hijo hacer nada por sí mismo, sino lo que ve hacer al Padre”. Juan 5:19. Tan plenamente se despojó de sí mismo, que no hacía de por sí ningún proyecto o plan. Vivía aceptando los planes de Dios para él, y el Padre le revelaba sus planes día tras día. Si Jesús dependió tan plenamente que declaró: “Todo lo que veo hacer al Padre, eso hago”, ¡cuánto más deberían los agentes humanos depender de Dios en cuanto a la instrucción constante para que sus vidas pudieran ser simplemente la realización de los planes de Dios! (En los lugares celestiales, p. 149). La verdad, tal como se halla en Cristo, puede ser experimentada, pero nunca explicada. Su altura, anchura y profundidad sobrepujan nuestro conocimiento. Podemos esforzar hasta lo sumo nuestra imaginación para ver solo turbiamente la vislumbre de un amor inexplicable, tan alto como los cielos, pero que ha descendido hasta la tierra a estampar la imagen de Dios en todo el género humano… Nuestra vida ha de estar unida con la de Cristo; hemos de recibir constantemente de él, participando de él, el pan vivo que descendió del cielo, bebiendo de una fuente siempre fresca, que siempre ofrece sus abundantes tesoros. Si mantenemos al Señor constantemente delante de nosotros, permitiendo que nuestros corazones expresen el agradecimiento y la alabanza a él debidos, tendremos una frescura perdurable en nuestra vida religiosa. Nuestras oraciones tomarán la forma de una conversación con Dios, como si habláramos con un amigo. Él nos dirá personalmente sus misterios. A menudo nos vendrá un dulce y gozoso sentimiento de la presencia de Jesús. A menudo nuestros corazones arderán dentro de nosotros mientras él se acerque para ponerse en comunión con nosotros como lo hizo con Enoc. Cuando esta es en verdad la experiencia del cristiano, se ven en su vida una sencillez, una humildad, una mansedumbre y bondad de corazón que muestran a todo aquel con quien se relacione que ha estado con Jesús y aprendido de él (Palabras de vida del gran Maestro, pp. 99, 100).
¡Visita Sabbath School!
Thursday, October 03 Las afirmaciones de Jesús Comentarios Elena G.W para las Lecciones de Escuela Sabática https://ift.tt/3rZQiO1 Jerusalén y toda Judea habían escuchado la predicación de Juan el Bautista; y tanto la diputación del Sanedrín como la muchedumbre habían oído su testimonio acerca de Jesús. En Judea, Cristo había reclutado sus primeros discípulos. Allí había transcurrido gran parte de los comienzos de su ministerio. La manifestación de su divinidad en la purificación del templo, sus milagros de sanidad y las lecciones de divina verdad que procedían de sus labios, todo proclamaba lo que después de la curación del paralítico en Betesda había declarado ante el Sanedrín: su filiación con el Eterno. Si los dirigentes de Israel hubiesen recibido a Cristo, los habría honrado como mensajeros suyos para llevar el evangelio al mundo. A ellos fue dada primeramente la oportunidad de ser heraldos del reino y de la gracia de Dios. Pero… los celos y la desconfianza de los dirigentes judíos maduraron en abierto odio, y el corazón de la gente se apartó de Jesús. El Sanedrín había rechazado el mensaje de Cristo y procuraba su muerte (El Deseado de todas las gentes, p. 198). Un punto en el cual muchos han errado ha sido el no ser cuidadosos en seguir las ideas de Dios sino las propias. Cristo mismo declaró: “No puede el Hijo hacer nada por sí mismo, sino lo que ve hacer al Padre”. Juan 5:19. Tan plenamente se despojó de sí mismo, que no hacía de por sí ningún proyecto o plan. Vivía aceptando los planes de Dios para él, y el Padre le revelaba sus planes día tras día. Si Jesús dependió tan plenamente que declaró: “Todo lo que veo hacer al Padre, eso hago”, ¡cuánto más deberían los agentes humanos depender de Dios en cuanto a la instrucción constante para que sus vidas pudieran ser simplemente la realización de los planes de Dios! (En los lugares celestiales, p. 149). La verdad, tal como se halla en Cristo, puede ser experimentada, pero nunca explicada. Su altura, anchura y profundidad sobrepujan nuestro conocimiento. Podemos esforzar hasta lo sumo nuestra imaginación para ver solo turbiamente la vislumbre de un amor inexplicable, tan alto como los cielos, pero que ha descendido hasta la tierra a estampar la imagen de Dios en todo el género humano… Nuestra vida ha de estar unida con la de Cristo; hemos de recibir constantemente de él, participando de él, el pan vivo que descendió del cielo, bebiendo de una fuente siempre fresca, que siempre ofrece sus abundantes tesoros. Si mantenemos al Señor constantemente delante de nosotros, permitiendo que nuestros corazones expresen el agradecimiento y la alabanza a él debidos, tendremos una frescura perdurable en nuestra vida religiosa. Nuestras oraciones tomarán la forma de una conversación con Dios, como si habláramos con un amigo. Él nos dirá personalmente sus misterios. A menudo nos vendrá un dulce y gozoso sentimiento de la presencia de Jesús. A menudo nuestros corazones arderán dentro de nosotros mientras él se acerque para ponerse en comunión con nosotros como lo hizo con Enoc. Cuando esta es en verdad la experiencia del cristiano, se ven en su vida una sencillez, una humildad, una mansedumbre y bondad de corazón que muestran a todo aquel con quien se relacione que ha estado con Jesús y aprendido de él (Palabras de vida del gran Maestro, pp. 99, 100).
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