Sabbath School
Sunday, November 10 Remontándonos a Abraham Comentarios Elena G.W https://ift.tt/5de92cq [Abraham] elevó la más ferviente oración porque antes de su muerte pudiera contemplar al Mesías. Y vio a Cristo. Se le dio una comunicación sobrenatural, y reconoció el carácter divino de Cristo. Vio su día, y se gozó. Se le dio una visión del sacrificio divino por el pecado. Tuvo una ilustración de ese sacrificio en su propia vida. Recibió la orden: “Toma ahora tu hijo, tu único, Isaac, a quien amas… y ofrécelo… en holocausto”. Génesis 22:2. Sobre el altar del sacrificio, colocó al hijo de la promesa, el hijo en el cual se concentraban sus esperanzas. Entonces, mientras aguardaba junto al altar con el cuchillo levantado para obedecer a Dios, oyó una voz del cielo que le dijo: “No extiendas tu mano sobre el muchacho, ni le hagas nada; que ya conozco que temes a Dios, pues que no me rehusaste tu hijo, tu único”. Génesis 22:12. Se le impuso esta terrible prueba a Abraham para que pudiera ver el día de Cristo y comprender el gran amor de Dios hacia el mundo, tan grande que para levantarlo de la degradación dio a su Hijo unigénito para que sufriera la muerte más ignominiosa (El Deseado de todas las gentes, p. 434). “Abraham vuestro padre se gozó de que habría de ver mi día; y lo vio, y se gozó. Entonces le dijeron los judíos: aún no tienes cincuenta años, ¿y has visto a Abraham? Jesús les dijo: de cierto, de cierto os digo: antes que Abraham fuese yo soy”. Juan 8:56-58. Aquí Cristo les muestra que, aunque podían calcular que su edad no alcanzaba los cincuenta años, su vida divina no podía ser calculada por cómputos humanos. La existencia de Cristo antes de su encarnación no se puede medir con cifras. “Antes que Abraham fuese, yo soy”. Cristo es el Hijo de Dios, preexistente y autoexistente. El mensaje que le comunicó a Moisés para ser dado a los hijos de Israel fue: “Así dirás a los hijos de Israel: YO SOY me envió a vosotros”. Éxodo 3:14 (Exaltad a Jesús, p. 11). El premio no se otorga por las obras, a fin de que nadie se alabe; mas es todo por gracia. “¿Qué, pues, diremos que halló Abraham nuestro padre según la carne? Que si Abraham fue justificado por las obras, tiene de qué gloriarse; mas no para con Dios. Porque ¿qué dice la Escritura? Y creyó Abraham a Dios, y le fue atribuido a justicia. Empero al que obra, no se le cuenta el salario por merced, sino por deuda. Mas al que no obra, pero cree en aquel que justifica al impío, la fe le es contada por justicia”. Romanos 4:1-5. Por lo tanto, no hay motivo para que uno se gloríe sobre otro o manifieste envidia hacia otro. Nadie obtiene un privilegio superior a otro, ni puede alguien reclamar la recompensa como un derecho (Palabras de vida del gran Maestro, pp. 331, 332).
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Sunday, November 10 Remontándonos a Abraham Comentarios Elena G.W https://ift.tt/5de92cq [Abraham] elevó la más ferviente oración porque antes de su muerte pudiera contemplar al Mesías. Y vio a Cristo. Se le dio una comunicación sobrenatural, y reconoció el carácter divino de Cristo. Vio su día, y se gozó. Se le dio una visión del sacrificio divino por el pecado. Tuvo una ilustración de ese sacrificio en su propia vida. Recibió la orden: “Toma ahora tu hijo, tu único, Isaac, a quien amas… y ofrécelo… en holocausto”. Génesis 22:2. Sobre el altar del sacrificio, colocó al hijo de la promesa, el hijo en el cual se concentraban sus esperanzas. Entonces, mientras aguardaba junto al altar con el cuchillo levantado para obedecer a Dios, oyó una voz del cielo que le dijo: “No extiendas tu mano sobre el muchacho, ni le hagas nada; que ya conozco que temes a Dios, pues que no me rehusaste tu hijo, tu único”. Génesis 22:12. Se le impuso esta terrible prueba a Abraham para que pudiera ver el día de Cristo y comprender el gran amor de Dios hacia el mundo, tan grande que para levantarlo de la degradación dio a su Hijo unigénito para que sufriera la muerte más ignominiosa (El Deseado de todas las gentes, p. 434). “Abraham vuestro padre se gozó de que habría de ver mi día; y lo vio, y se gozó. Entonces le dijeron los judíos: aún no tienes cincuenta años, ¿y has visto a Abraham? Jesús les dijo: de cierto, de cierto os digo: antes que Abraham fuese yo soy”. Juan 8:56-58. Aquí Cristo les muestra que, aunque podían calcular que su edad no alcanzaba los cincuenta años, su vida divina no podía ser calculada por cómputos humanos. La existencia de Cristo antes de su encarnación no se puede medir con cifras. “Antes que Abraham fuese, yo soy”. Cristo es el Hijo de Dios, preexistente y autoexistente. El mensaje que le comunicó a Moisés para ser dado a los hijos de Israel fue: “Así dirás a los hijos de Israel: YO SOY me envió a vosotros”. Éxodo 3:14 (Exaltad a Jesús, p. 11). El premio no se otorga por las obras, a fin de que nadie se alabe; mas es todo por gracia. “¿Qué, pues, diremos que halló Abraham nuestro padre según la carne? Que si Abraham fue justificado por las obras, tiene de qué gloriarse; mas no para con Dios. Porque ¿qué dice la Escritura? Y creyó Abraham a Dios, y le fue atribuido a justicia. Empero al que obra, no se le cuenta el salario por merced, sino por deuda. Mas al que no obra, pero cree en aquel que justifica al impío, la fe le es contada por justicia”. Romanos 4:1-5. Por lo tanto, no hay motivo para que uno se gloríe sobre otro o manifieste envidia hacia otro. Nadie obtiene un privilegio superior a otro, ni puede alguien reclamar la recompensa como un derecho (Palabras de vida del gran Maestro, pp. 331, 332).
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