
Cada Día con Dios
Demos así como recibimos, 6 de diciembre Traed todos los diezmos al afolí y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos. Malaquías 3:10. https://ift.tt/TRExSNw El fin se acerca rápidamente y muchos están durmiendo en nuestras iglesias. Hagamos todos ahora del servicio del Señor nuestra tarea principal. Dios ha confiado a su pueblo el talento de los medios económicos; a algunos ha dado más y a otros menos. Para muchos la posesión de riquezas ha sido una trampa. En su deseo de seguir las modas del mundo han perdido su celo por la verdad, y están en peligro de perder la vida eterna. Los hombres debieran devolver a Dios los bienes que les ha confiado para que los administren, en la misma proporción como él los ha prosperado... Examinemos todos cuidadosamente nuestras relaciones financieras con nuestro Creador. Los que no vacilen en tratar pérfidamente a su Hacedor, no vacilarán tampoco en tratar a sus semejantes de la misma manera. Quisiera convencer a todos nuestros hermanos que Dios considera robo la retención de los diezmos y ofrendas. Somos sólo mayordomos de Dios. El dinero que pasa por nuestras manos no nos pertenece. Al manejarlo, debemos colaborar con Jesucristo. Debiéramos sentir un profundo interés por el progreso de la obra de Dios. Ya ha crecido enormemente, pero va a progresar aun con mayor rapidez. Necesitamos muchos obreros más, y todos deberíamos manifestar un espíritu abnegado a fin de proporcionar los medios para llevar el mensaje a nuevos territorios. En muchos lugares la obra está muy atrasada debido a la escasez de medios económicos. La reprensión de Dios recae sobre los que no acuden en su ayuda... En la gran obra de amonestar al mundo, los que tienen la verdad en el corazón y están siendo santificados por ella, harán su parte. Serán fieles en la devolución de los diezmos y ofrendas. Todo miembro de iglesia, debido al pacto que ha hecho con Dios, está obligado a evitar el derroche en el empleo de los medios económicos. No permitamos que la falta de economía en el hogar nos impida hacer nuestra parte para fortalecer la obra ya establecida y para entrar en nuevos territorios.—Manuscrito 103, del 6 de diciembre de 1906, “Dones y ofrendas”.
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Demos así como recibimos, 6 de diciembre Traed todos los diezmos al afolí y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos. Malaquías 3:10. https://ift.tt/TRExSNw El fin se acerca rápidamente y muchos están durmiendo en nuestras iglesias. Hagamos todos ahora del servicio del Señor nuestra tarea principal. Dios ha confiado a su pueblo el talento de los medios económicos; a algunos ha dado más y a otros menos. Para muchos la posesión de riquezas ha sido una trampa. En su deseo de seguir las modas del mundo han perdido su celo por la verdad, y están en peligro de perder la vida eterna. Los hombres debieran devolver a Dios los bienes que les ha confiado para que los administren, en la misma proporción como él los ha prosperado... Examinemos todos cuidadosamente nuestras relaciones financieras con nuestro Creador. Los que no vacilen en tratar pérfidamente a su Hacedor, no vacilarán tampoco en tratar a sus semejantes de la misma manera. Quisiera convencer a todos nuestros hermanos que Dios considera robo la retención de los diezmos y ofrendas. Somos sólo mayordomos de Dios. El dinero que pasa por nuestras manos no nos pertenece. Al manejarlo, debemos colaborar con Jesucristo. Debiéramos sentir un profundo interés por el progreso de la obra de Dios. Ya ha crecido enormemente, pero va a progresar aun con mayor rapidez. Necesitamos muchos obreros más, y todos deberíamos manifestar un espíritu abnegado a fin de proporcionar los medios para llevar el mensaje a nuevos territorios. En muchos lugares la obra está muy atrasada debido a la escasez de medios económicos. La reprensión de Dios recae sobre los que no acuden en su ayuda... En la gran obra de amonestar al mundo, los que tienen la verdad en el corazón y están siendo santificados por ella, harán su parte. Serán fieles en la devolución de los diezmos y ofrendas. Todo miembro de iglesia, debido al pacto que ha hecho con Dios, está obligado a evitar el derroche en el empleo de los medios económicos. No permitamos que la falta de economía en el hogar nos impida hacer nuestra parte para fortalecer la obra ya establecida y para entrar en nuevos territorios.—Manuscrito 103, del 6 de diciembre de 1906, “Dones y ofrendas”.
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