
Sabbath School
Tuesday, December 03 Yo soy el camino, la verdad y la vida Comentarios Elena G.W https://ift.tt/IcbNeV6 Los discípulos estaban perplejos aún. Tomás, siempre acosado por las dudas, dijo: “Señor, no sabemos a dónde vas: ¿cómo, pues, podemos saber el camino? Jesús le dice: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida: nadie viene al Padre, sino por mí. Si me conocieseis, también a mi Padre conocierais: y desde ahora le conocéis, y le habéis visto”. No hay muchos caminos que llevan al cielo. No puede cada uno escoger el suyo. Cristo dice: “Yo soy el camino… Nadie viene al Padre, sino por mí”. Desde que fue predicado el primer sermón evangélico, cuando en el Edén se declaró que la simiente de la mujer aplastaría la cabeza de la serpiente, Cristo ha sido enaltecido como el camino, la verdad y la vida. Él era el camino cuando Adán vivía, cuando Abel ofreció a Dios la sangre del cordero muerto, que representaba la sangre del Redentor. Cristo fue el camino por el cual los patriarcas y los profetas fueron salvos. Él es el único camino por el cual podemos tener acceso a Dios (El Deseado de todas las gentes, p. 618). “Dícele Felipe, Señor, muéstranos el Padre, y nos basta. Jesús le dice: ¿Tanto tiempo ha que estoy con vosotros, y no me has conocido, Felipe? El que me ha visto, ha visto al Padre; ¿cómo, pues, dices tú: Muéstranos al Padre? ¿No crees que yo soy en el Padre, y el Padre en mí? Las palabras que yo os hablo, no las hablo de mí mismo: mas el Padre que está en mí, él hace las obras”. Juan 14:1-10. Los discípulos no entendían aún lo que Cristo les decía respecto de su relación con Dios. Gran parte de su enseñanza quedaba aún obscura para ellos. Cristo quería que tuvieran un conocimiento de Dios más claro y preciso… Cuando, en el día de Pentecostés, el Espíritu Santo descendió sobre los discípulos, comprendieron más cabalmente las verdades que Cristo les había dicho en parábolas. Gran parte de la enseñanza que para ellos había sido un misterio les fue declarada. Pero ni aun entonces recibieron los discípulos el cumplimiento cabal de la promesa hecha por Cristo. Recibieron todo lo que podían entender del conocimiento de Dios, pero el cumplimiento total de la promesa, a saber, que Cristo les mostraría al Padre en su plenitud, estaba aún por venir. Y así es también hoy. Nuestro conocimiento de Dios es parcial e imperfecto. Cuando haya terminado el conflicto, y el Hombre Cristo Jesús reconozca ante el Padre a sus fieles obreros, quienes en un mundo de pecado habrán dado el verdadero testimonio del Salvador, entonces comprenderán a las claras lo que ahora es para ellos un misterio (El ministerio de curación, pp. 327, 328). Cuando Jesús dijo: “yo soy el camino, y la verdad, y la vida”, pronunció una verdad de significado admirable. La transgresión del hombre había separado a la tierra del cielo, y al hombre finito del Dios infinito… Jesús salvó ese abismo, e hizo un camino para que el hombre fuera a Dios (A fin de conocerle, p. 82).
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Tuesday, December 03 Yo soy el camino, la verdad y la vida Comentarios Elena G.W https://ift.tt/IcbNeV6 Los discípulos estaban perplejos aún. Tomás, siempre acosado por las dudas, dijo: “Señor, no sabemos a dónde vas: ¿cómo, pues, podemos saber el camino? Jesús le dice: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida: nadie viene al Padre, sino por mí. Si me conocieseis, también a mi Padre conocierais: y desde ahora le conocéis, y le habéis visto”. No hay muchos caminos que llevan al cielo. No puede cada uno escoger el suyo. Cristo dice: “Yo soy el camino… Nadie viene al Padre, sino por mí”. Desde que fue predicado el primer sermón evangélico, cuando en el Edén se declaró que la simiente de la mujer aplastaría la cabeza de la serpiente, Cristo ha sido enaltecido como el camino, la verdad y la vida. Él era el camino cuando Adán vivía, cuando Abel ofreció a Dios la sangre del cordero muerto, que representaba la sangre del Redentor. Cristo fue el camino por el cual los patriarcas y los profetas fueron salvos. Él es el único camino por el cual podemos tener acceso a Dios (El Deseado de todas las gentes, p. 618). “Dícele Felipe, Señor, muéstranos el Padre, y nos basta. Jesús le dice: ¿Tanto tiempo ha que estoy con vosotros, y no me has conocido, Felipe? El que me ha visto, ha visto al Padre; ¿cómo, pues, dices tú: Muéstranos al Padre? ¿No crees que yo soy en el Padre, y el Padre en mí? Las palabras que yo os hablo, no las hablo de mí mismo: mas el Padre que está en mí, él hace las obras”. Juan 14:1-10. Los discípulos no entendían aún lo que Cristo les decía respecto de su relación con Dios. Gran parte de su enseñanza quedaba aún obscura para ellos. Cristo quería que tuvieran un conocimiento de Dios más claro y preciso… Cuando, en el día de Pentecostés, el Espíritu Santo descendió sobre los discípulos, comprendieron más cabalmente las verdades que Cristo les había dicho en parábolas. Gran parte de la enseñanza que para ellos había sido un misterio les fue declarada. Pero ni aun entonces recibieron los discípulos el cumplimiento cabal de la promesa hecha por Cristo. Recibieron todo lo que podían entender del conocimiento de Dios, pero el cumplimiento total de la promesa, a saber, que Cristo les mostraría al Padre en su plenitud, estaba aún por venir. Y así es también hoy. Nuestro conocimiento de Dios es parcial e imperfecto. Cuando haya terminado el conflicto, y el Hombre Cristo Jesús reconozca ante el Padre a sus fieles obreros, quienes en un mundo de pecado habrán dado el verdadero testimonio del Salvador, entonces comprenderán a las claras lo que ahora es para ellos un misterio (El ministerio de curación, pp. 327, 328). Cuando Jesús dijo: “yo soy el camino, y la verdad, y la vida”, pronunció una verdad de significado admirable. La transgresión del hombre había separado a la tierra del cielo, y al hombre finito del Dios infinito… Jesús salvó ese abismo, e hizo un camino para que el hombre fuera a Dios (A fin de conocerle, p. 82).
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