Monday, April 21 El llamado de Abraham Comentarios Elena G.W https://ift.tt/YbfU1Sv Esta esperanza de redención por el advenimiento del Hijo de Dios como Salvador y Rey, no se extinguió nunca en los corazones de los hombres. Desde el principio hubo algunos cuya fe se extendió más allá de las sombras del presente hasta las realidades futuras. Mediante Adán, Set, Enoc, Matusalén, Noé, Sem, Abraham, Isaac, Jacob y otros notables, el Señor conservó las preciosas revelaciones de su voluntad. Y fue así como a los hijos de Israel, al pueblo escogido por medio del cual iba a darse al mundo el Mesías prometido, Dios hizo conocer los requerimientos de su ley y la salvación que se obtendría mediante el sacrificio expiatorio de su amado Hijo. La esperanza de Israel se incorporó en la promesa hecha en el momento de llamarse a Abraham y fue repetida después vez tras vez a su posteridad: “Serán benditas en ti todas las familias de la tierra”. Génesis 12:3. Al ser revelado a Abraham el propósito de Dios para la redención de la familia humana, el Sol de Justicia brilló en su corazón, y disipó sus tinieblas. Y cuando, al fin, el Salvador mismo anduvo entre los hijos de los hombres y habló con ellos, dio testimonio a los judíos acerca de la brillante esperanza de liberación que el patriarca tenía por la venida de un Redentor. Cristo declaró: “Abraham vuestro padre se gozó por ver mi día; y lo vio, y se gozó”. Juan 8:56 (Profetas y reyes, p. 503). El mensaje de Dios a Abraham era: “Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré”. Vers. 1. A fin de que Dios pudiese capacitarlo para su gran obra como depositario de los sagrados oráculos, Abraham debía separarse de los compañeros de su niñez. La influencia de sus parientes y amigos impediría la educación que el Señor intentaba dar a su siervo. Ahora que Abraham estaba, en forma especial, unido con el cielo, debía morar entre extraños. Su carácter debía ser peculiar, diferente del de todo el mundo. Ni siquiera podía explicar su manera de obrar para que la entendiesen sus amigos. Las cosas espirituales se disciernen espiritualmente, y sus motivos y acciones no eran comprendidos por sus parientes idólatras… No fue una prueba ligera la que soportó Abraham, ni tampoco era pequeño el sacrificio que se requirió de él. Había fuertes vínculos que le ataban a su tierra, a sus parientes y a su hogar. Pero no vaciló en obedecer al llamamiento. Nada preguntó en cuanto a la tierra prometida. No averiguó si era feraz y de clima saludable, si los campos ofrecían paisajes agradables, o si habría oportunidad para acumular riquezas. Dios había hablado, y su siervo debía obedecer; el lugar más feliz de la tierra para él era dónde Dios quería que estuviese (Historia de los patriarcas y profetas, pp. 118, 119).
via Facebook https://ift.tt/YbfU1Sv
via Facebook https://ift.tt/YbfU1Sv
Comentarios
Publicar un comentario