En los Lugares Celestiales

Atrévete a ser diferente, 9 de junio No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. 1 Juan 2:15. https://ift.tt/I7NPwmv Los que pretenden conocer la verdad y comprender la gran obra que debe hacerse en este tiempo deben consagrarse a Dios en alma, cuerpo y espíritu. En el corazón, en la vestimenta, en el lenguaje, en todo respecto deben estar apartados de las modas y prácticas del mundo. Deben ser un pueblo peculiar y santo. No es su vestimenta lo que los hace peculiares, sino porque ellos son un pueblo peculiar y santo, no pueden llevar las señales de la semejanza al mundo... Muchos que se creen estar yendo al cielo, están cegados por el mundo. Sus ideas de lo que constituye una religión y una disciplina religiosas son vagas... Hay muchos que no tienen esperanza inteligente y están corriendo un grave riesgo al practicar las mismas cosas que Jesús enseñó que no debían hacer en comer, beber, vestir y atarse con el mundo en una variedad de formas. Todavía deben aprender la seria lección tan importante para el crecimiento en espiritualidad, de salir del mundo y estar separados. El corazón está dividido, la mente carnal apetece la conformidad, la similitud al mundo en tantas maneras que la señal de distinción del mundo apenas puede verse. El dinero, el dinero de Dios, se gasta para dar una apariencia según las costumbres del mundo; la experiencia religiosa está contaminada con mundanalidad, y la evidencia del discipulado—la semejanza a Cristo en abnegación y en llevar la cruz—no es discernible para el mundo o por el universo del cielo.—Manuscrito 8, 1894. [La separación del mundo] no es la obra de un momento o de un día; no se hace inclinándose en el altar familiar ofreciendo un servicio nominal... Es la obra de toda una vida. El amor a Dios debe ser un principio viviente que fundamente cada palabra, acto y pensamiento.—The Review and Herald, 23 de octubre de 1888.
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Satanás les ofrece a los hombres los reinos del mundo si ellos le ceden la supremacía. Muchos hacen esto y sacrifican el cielo. Es mejor morir que pecar; es mejor padecer necesidad que defraudar; es mejor pasar hambre que mentir.—Testimonies for the Church 4:495 (1880). {EUD 121.4}
Pero el perdón tiene un significado más abarcante del que muchos suponen. Cuando Dios promete que “será amplio en perdonar”, añade, como si el alcance de esa promesa fuera más de lo que pudiéramos entender: “Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos”.19 El perdón de Dios no es solamente un acto judicial por el cual libra de la condenación. No es sólo el perdón por el pecado. Es también una redención del pecado. Es la efusión del amor redentor que transforma el corazón. David tenía el verdadero concepto del perdón cuando oró “Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí”. También dijo: “Cuanto está lejos el oriente del occidente, hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones”.20 {DMJ 97.2}
https://egwwritings.org/?ref=es_DMJ.97.2&para=175.533


“No cerrará el tiempo de gracia hasta que el mensaje haya sido proclamado con más claridad. La ley de Dios ha de ser magnificada [...] El mensaje de la justicia de Cristo ha de resonar de un extremo de la tierra hasta el otro para preparar el camino del Señor. Esta es la gloria de Dios que terminará la obra del tercer ángel”. Joyas de los Testimonios (JT), vol. 2, (Bs. As.: ACES, 1956), pp. 373,374