Cada Día con Dios

Cristianos dirigidos por el espíritu, 29 de octubre La ley de Jehová es perfecta, que convierte el alma; el testimonio de Jehová es fiel, que hace sabio al sencillo. Salmos 19:7. https://ift.tt/60rhB1F En esta época de conflictos, muchos de aquellos sobre quienes resplandece nítidamente la luz de la vida del abnegado Salvador, no vivirán de acuerdo con los principios del cielo. Desean presentar un testimonio diferente del de Cristo. Para contrarrestar la influencia de esos hombres, debemos enarbolar el estandarte cristiano, porque muchos se han apartado de los principios de Cristo. La verdad y la justicia han perdido su pleno significado para ellos... Cuando el Espíritu Santo obre en las mentes humanas, se manifestará en las iglesias una norma más elevada en el lenguaje, el ministerio y la espiritualidad que lo que por ahora se puede ver. Entonces nuestros hermanos serán refrigerados por el agua de vida, y los obreros, al trabajar a las órdenes de la misma Cabeza, nuestro Señor Jesucristo, revelarán a su Maestro mediante sus palabras, su espíritu y toda forma de servicio, y se animarán mutuamente para realizar la grandiosa tarea final en que se hallan ocupados. Habrá un saludable aumento de la unidad y el amor, que dará testimonio al mundo entero de que Dios ha enviado a su Hijo para nuestra redención. Se podará la vid, y se obtendrán muchos frutos. Los pámpanos que no produzcan el precioso fruto del Espíritu, es a saber, palabras y actos semejantes a los de Cristo, serán separados de la cepa madre. La verdad divina será exaltada y, al alumbrar como una lámpara encendida, la comprenderemos más y más plenamente aún. Los que sostengan la verdad en justicia se levantarán y se calzarán las sandalias del Evangelio. Sus pies, calzados con el apresto del Evangelio de paz, no avanzarán por sendas torcidas por las cuales el rengo se pueda desviar. Dios quiere que todo hombre sea libre y siga las indicaciones de la Palabra. En cada uno de sus movimientos los seguidores de Cristo deben manifestar su consideración por los principios cristianos: Amar a Dios sobre todas las cosas y a su prójimo como a ellos mismos; arrojando luz y bendición sobre la senda de los que se hallan en tinieblas; consolando a los desanimados; endulzando las aguas amargas en lugar de dar hiel como bebida a sus compañeros de peregrinación... Nuestro cristianismo debe ser puro y debe crecer. En las cortes del cielo se nos debe declarar completos en Cristo.—Manuscrito 83, del 29 de octubre de 1902, “Cristo, nuestro ejemplo en la obra médico misionera”.
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Satanás les ofrece a los hombres los reinos del mundo si ellos le ceden la supremacía. Muchos hacen esto y sacrifican el cielo. Es mejor morir que pecar; es mejor padecer necesidad que defraudar; es mejor pasar hambre que mentir.—Testimonies for the Church 4:495 (1880). {EUD 121.4}
Pero el perdón tiene un significado más abarcante del que muchos suponen. Cuando Dios promete que “será amplio en perdonar”, añade, como si el alcance de esa promesa fuera más de lo que pudiéramos entender: “Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos”.19 El perdón de Dios no es solamente un acto judicial por el cual libra de la condenación. No es sólo el perdón por el pecado. Es también una redención del pecado. Es la efusión del amor redentor que transforma el corazón. David tenía el verdadero concepto del perdón cuando oró “Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí”. También dijo: “Cuanto está lejos el oriente del occidente, hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones”.20 {DMJ 97.2}
https://egwwritings.org/?ref=es_DMJ.97.2&para=175.533


“No cerrará el tiempo de gracia hasta que el mensaje haya sido proclamado con más claridad. La ley de Dios ha de ser magnificada [...] El mensaje de la justicia de Cristo ha de resonar de un extremo de la tierra hasta el otro para preparar el camino del Señor. Esta es la gloria de Dios que terminará la obra del tercer ángel”. Joyas de los Testimonios (JT), vol. 2, (Bs. As.: ACES, 1956), pp. 373,374