Alabo al señor, 8 de febrero
El que sacrifica alabanza me honrará; y al que ordenare su camino, le
mostraré la salvación de Dios. Salmos 50:23. {DNC 47.1}
Acercaos a Jesús tal como sois, pecaminosos, débiles y necesitados, y él
os dará el agua de la vida. Necesitáis una fe que atraviese las tinieblas
infernales que Satanás tiende sobre vuestro sendero. El archienemigo se dedica
activamente a inventar diversiones y modas que absorban la mente de los hombres
de tal manera que éstos no dispongan de tiempo para la meditación. Enseñad a
vuestros niños a glorificar a Dios y no a satisfacer sus propios deseos. Ellos
son hijos del Señor, por la creación y por la redención. Enseñadles a apartarse
de las diversiones y locuras de esta época corrupta. Mantened sus mentes
limpias y puras a la vista de Dios... Alabad a Dios. Permitid que vuestra
conversación, música y cantos alaben al que hizo tanto por vosotros. Alabad a Dios
en este mundo, y luego estaréis preparados para uniros al coro celestial al
entrar en la ciudad del Señor. Entonces echaréis vuestras coronas
resplandecientes a los pies de Jesús, tomaréis las arpas de oro, y henchiréis
el cielo de melodías. Lo alabaremos con lenguaje inmortal. {DNC 47.2}
Al conducirnos nuestro Redentor al umbral de lo infinito, inundado con
la gloria de Dios, podremos comprender los temas de alabanza y acción de
gracias del coro celestial que rodea al trono, y al despertarse el eco del
canto de los ángeles en nuestros hogares terrenales, los corazones serán
acercados más a los cantores celestiales. La comunión con el cielo empieza en
la tierra. Aquí aprendemos la clave de su alabanza. {DNC 47.3}
Alabad al Señor; hablad de su bondad; dad a conocer su poder. Embelleced
el ambiente que rodea vuestra alma... Alabad con vuestra voz, alma y corazón,
al que es el salvamento delante de ti, el Salvador y Dios tuyo.* {DNC 47.4}
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