Con frecuencia nuestro carácter se manifiesta
en el de nuestros hijos, 25 de marzo
“Y amaba Israel a José más que
a todos sus hijos, porque lo había tenido en su vejez; y le hizo una túnica de
diversos colores”. Génesis 37:3. CT 93.1
Jacob había escogido la
herencia de la fe. Había tratado de lograrla mediante la astucia, la traición y
el engaño; pero Dios permitió que su pecado produjera su corrección... El
pecado de Jacob y la serie de sucesos que había acarreado no dejaron de ejercer
su influencia para el mal, y ella produjo amargo fruto en el carácter y la vida
de sus hijos... CT 93.2
Sin embargo, hubo uno de
carácter muy diferente; a saber, el hijo mayor de Raquel, José, cuya rara
hermosura personal no parecía sino reflejar la hermosura de su espíritu y su
corazón... Escuchaba las enseñanzas de su padre y se deleitaba en obedecer a
Dios... Habiendo muerto su madre, sus afectos se aferraron más estrechamente a
su padre, y el corazón de Jacob estaba ligado a este hijo de su vejez.
“Amaba... a José más que a todos sus hijos”. CT 93.3
Pero hasta este cariño llegaría
a ser motivo de pena y dolor. Imprudentemente Jacob dejó ver su predilección
por José, y esto motivó los celos de sus demás hijos... El imprudente regalo
que Jacob hizo a José de una costosa túnica como la que usaban las personas de
distinción, les pareció otra prueba de parcialidad... Su malicia aumentó aún
más cuando el joven les contó un día un sueño que había tenido... CT 93.4
En aquel momento en que el
joven estaba delante de ellos, iluminado su hermoso semblante por el Espíritu
de la inspiración, sus hermanos no pudieron reprimir su admiración; pero no
quisieron dejar sus malos caminos y sintieron odio hacia la pureza que
reprendía sus pecados... CT 93.5
Los hermanos estaban obligados
a mudarse de un lugar a otro, a fin de procurar pastos para sus ganados...
Después de los acontecimientos que se acaban de narrar, se fueron al sitio que
su padre había comprado en Siquem. Pasó algún tiempo, sin noticia de ellos, y
el padre empezó a temer por su seguridad... Mandó, pues, a José a buscarlos y a
traerle noticias respecto a su bienestar... CT 93.6
José se aproximó sin sospechar
el peligro... pero en vez del esperado saludo... le asieron y le quitaron sus
vestiduras... Llevándolo brutalmente a una cisterna profunda, le echaron
adentro; y después de haberse asegurado de que no podría escapar, lo dejaron
allí para que pereciese de hambre, mientras que ellos “sentáronse a comer pan”. CT 93.7
Pero algunos de ellos estaban
inquietos; no sentían la satisfacción que habían esperado de su venganza.
Pronto vieron acercarse una compañía de viajeros. Eran ismaelitas procedentes
del otro lado del Jordán, que con especias y otras mercancías se dirigían a
Egipto.—Historia de los Patriarcas y Profetas, 208-212. CT 93.8
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