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El nombre de Cristo: nuestro pasaporte


El nombre de Cristo: nuestro pasaporte, 18 de marzo

Todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Juan 14:13. MGD 85.1
Por medio de Cristo podemos presentar nuestras peticiones al trono de la gracia. Por medio de él, indignos como somos, podemos obtener todas las bendiciones espirituales.—Testimonies for the Church 5:221. MGD 85.2
Haced vuestras peticiones a vuestro Hacedor. Nunca es rechazado nadie que acuda a él con corazón contrito. Ninguna oración sincera se pierde. En medio de las antífonas del coro celestial, Dios oye los clamores del más débil de los seres humanos. Derramamos los deseos de nuestro corazón en nuestra cámara secreta, expresamos una oración mientras andamos por el camino, y nuestras palabras llegan al trono del Monarca del universo. Pueden ser inaudibles para todo oído humano, pero no morirán en el silencio, ni serán olvidadas a causa de las actividades y ocupaciones que se efectúan. Nada puede ahogar el deseo del alma. Este se eleva por encima del ruido de la calle, por encima de la confusión de la multitud, y llega a las cortes del cielo. Es a Dios a quien hablamos, y nuestra oración es escuchada.—Palabras de Vida del Gran Maestro, 159, 160. MGD 85.3
“Pedid en mi nombre”, dice Cristo... Cristo es el eslabón que une a Dios con el hombre. Ha prometido su intercesión personal. Pone toda la virtud de su justicia de parte del suplicante, ruega por el hombre, y éste en necesidad del auxilio divino, ruega por sí mismo en presencia de Dios, usando la influencia de Aquel que dio su vida por la vida del mundo. Al manifestar delante de Dios nuestro aprecio por los méritos de Cristo, se le añade fragancia a nuestras intercesiones. Cuando nos acercamos a Dios por medio de la virtud de los méritos del Redentor, Cristo nos acerca a su lado, nos rodea con su brazo humano, mientras su brazo divino se aferra del trono del Infinito... MGD 85.4
Sí, Cristo ha llegado a ser intermediario en la oración, entre el hombre y Dios. Ha llegado a ser el medio de bendición entre Dios y el hombre. Ha unido la Divinidad con la humanidad... MGD 85.5
Orad, sí, orad, con fe y confianza inquebrantables. El Angel del pacto, a saber, nuestro Señor Jesucristo, es el Mediador que asegura la aceptación de las oraciones de sus creyentes.—Testimonies for the Church 8:178, 179. MGD 85.6

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