El precioso tesoro de la fe, 2 de marzo
Gracia y paz os sea
multiplicada en el conocimiento de Dios, y de nuestro Señor Jesús. Como todas
las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos sean dadas de su divina
potencia, por el conocimiento de aquel que nos ha llamado por su gloria y
virtud. 2 Pedro 1:2, 3. NEV 69.1
“Simón Pedro, siervo y apóstol
de Jesucristo, a los que habéis alcanzado fe igualmente preciosa con nosotros
en la justicia de nuestro Dios y Salvador Jesucristo: ... Por las cuales nos
son dadas preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas fueseis hechos
participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que está
en el mundo por concupiscencia”. 2 Pedro 1:1-4. NEV 69.2
“Fe igualmente preciosa” ...
esta es una fe genuina. No es una fe infructífera. La fe verdadera y salvadora
es un tesoro precioso, de inestimable valor. No es superficial. Los justos
viven, por la fe, una vida cristiana verdaderamente espiritual. Es mediante la
fe como se recorren uno a uno los peldaños de la escalera del progreso. La fe
debe ser cultivada. Une la naturaleza humana con la divina. NEV 69.3
La vida de obediencia a todos
los mandamientos de Dios es una vida de progreso, una vida de constante avance.
Cuando los elegidos, que son preciosos, han aumentado su comprensión de la obra
mediadora de Jesucristo, ven las ricas promesas que se obtienen a través de la
justicia de Cristo, y se apoderan de ellas. Cuanto más reciben de la gracia
divina, tanto más trabajan en el plan que los lleva a aumentarla. NEV 69.4
“Gracia y paz” serán
multiplicadas “en el conocimiento de Dios y de nuestro Señor Jesús”. Aquí está
la fuente de todo poder espiritual, y la fe debe ser ejercida constantemente,
porque toda vida espiritual procede de Cristo. El conocimiento de Dios inspira
fe en él, como el único canal que ha de traer las bendiciones del cielo al
alma, elevando, ennobleciendo y refinando esa alma, cuando—mediante el
conocimiento de Dios—sea llevada hacia las elevadas adquisiciones de gloria y
virtud. “Como todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos serán
dadas de su divina potencia, por el conocimiento de aquel que nos ha llamado
por su gloria y virtud”.—Manuscrito 13, 1884. NEV 69.5
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