El pan de
vida, 1 de abril
Jesús les dijo: Yo soy el pan
de vida. Juan 6:35. EJ 99.1
“Yo soy el pan de vida”, el
Autor, Alimentador y Sustentador de la vida eterna y espiritual... Cristo se
presenta a sí mismo con el símbolo del pan celestial. Comer su carne y beber su
sangre significa recibirlo como a un Maestro enviado del cielo. Creer en él es
esencial para la vida espiritual. Los que se alimentan de la Palabra nunca
tienen hambre, nunca tienen sed, nunca desean un bien más sublime ni elevado. EJ 99.2
Cristo explicó el significado
de sus palabras tan claramente, que nadie tiene por qué tropezar en ellas. Su
declaración acerca de comer la carne y beber la sangre del Hijo de Dios debe
tomarse en un sentido espiritual. Comemos la carne de Cristo y bebemos su
sangre cuando por fe nos aferramos a él como nuestro Salvador. EJ 99.3
Cristo usó la figura de comer y
beber para representar esa amistad con él, que deben tener todos los que al fin
participen con él de su gloria. El alimento material que comemos es asimilado,
lo que da fuerza y solidez al cuerpo. Asimismo cuando creemos y recibimos las
palabras del Señor Jesús, se convierten en una parte de nuestra vida
espiritual, traen luz y paz, esperanza y gozo, y fortalecen el alma así como el
alimento material fortalece el cuerpo. EJ 99.4
No es suficiente que conozcamos
y respetemos las palabras de las Escrituras. Debemos penetrar en la comprensión
de ellas, debemos estudiar fervientemente... Los cristianos revelarán el grado
hasta el cual hacen esto mediante la buena salud de su carácter espiritual.
Debemos conocer la aplicación práctica de la Palabra a nuestra propia
edificación individual del carácter. Debemos ser templos santos en los cuales
Dios pueda vivir y caminar y operar. Nunca nos debemos esforzar por ensalzarnos
a nosotros mismos por encima de los siervos a quienes Dios ha elegido para que
hagan su obra y honren su santo nombre. “Todos vosotros sois hermanos”.
Apliquemos esta Palabra a nosotros individualmente, comparando escritura con
escritura. EJ 99.5
En nuestra vida diaria, ante
nuestros hermanos y ante el mundo, debemos ser intérpretes vivientes de las
Escrituras, que hagan honor a Cristo revelando su mansedumbre y humildad de
corazón. Al comer y digerir el pan de vida revelaremos un carácter simétrico.
Por medio de nuestra unidad, apreciando a otros más que a nosotros mismos,
debemos dar al mundo un testimonio viviente del poder de la verdad... EJ 99.6
Cuando los hombres se someten
enteramente a Dios, comiendo el pan de vida y bebiendo el agua de la salvación,
crecen en Cristo. Sus caracteres se componen de lo que la mente come y bebe.
Mediante la Palabra de vida, que reciben y obedecen, llegan a ser participantes
de la naturaleza divina... Entonces Cristo es ensalzado y no el hombre.—Comentario Bíblico Adventista
5:1109. EJ 99.7
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