Reflejemos a Jesús


El apoyo de Débora aseguró la victoria de Barac, 11 de noviembre https://ift.tt/3oh0LWM Las aldeas quedaron abandonadas... hasta que yo Débora me levanté, me levanté como madre en Israel. Cuando escogían nuevos dioses, la guerra estaba a las puertas; ¿se veía escudo o lanza entre cuarenta mil en Israel? Jueces 5:7, 8. Durante cuarenta años los israelitas gimieron bajo el yugo opresor; luego se volvieron de la idolatría y con humillación y arrepentimiento le pidieron al Señor que los librara. No llamaron en vano. Moraba en Israel una mujer famosa por su piedad, y por medio de ella Dios escogió liberar a su pueblo. Su nombre era Débora. Se la conocía como profetisa, y en ausencia de los magistrados comunes el pueblo la buscaba para que los aconsejara e hiciera justicia. El Señor comunicó a Débora su propósito de destruir a los enemigos de Israel, la invitó a que buscara a un hombre llamado Barac... y le hiciera saber las instrucciones que ella había recibido. Fue así que ella buscó a Barac y le indicó que reuniera a diez mil hombres de las tribus de Neftalí y Zabulón e hiciera guerra contra los ejércitos del rey Jabín. Barac sabía que los hebreos estaban dispersos, abatidos y desarmados, como conocía también la fuerza y la capacidad de sus enemigos. Si bien él había sido el único escogido y designado por el Señor mismo para librar a Israel, y había recibido la seguridad de que Dios lo acompañaría y de que vencería a sus enemigos, aún continuaba siendo tímido y desconfiado. Aceptó el mensaje de Débora como palabra de Dios, pero era poco lo que confiaba en Israel y temía que el pueblo no obedeciera su llamamiento. Sólo aceptó ocuparse de tan dudoso intento si Débora lo acompañaba, para apoyar sus esfuerzos con su influencia y consejo... Barac comandaba ahora un ejército de diez mil hombres y se dirigía hacia el monte Tabor cumpliendo la orden del Señor. Sísara reunió inmediatamente un ejército innumerable y bien equipado, con el que esperaba rodear a los hebreos y hacer presa fácil de ellos. Los israelitas... miraron aterrorizados a las numerosas legiones que se extendían abajo, en la planicie, pertrechadas con todos los implementos bélicos... Cuchillos semejantes a guadañas fueron fijados a los ejes de los carros, para que al ser éstos conducidos en medio de la cerrada formación enemiga los segara como a trigo. Los israelitas se habían ubicado en una posición ventajosa en las montañas, esperando la oportunidad favorable para el ataque. Alentado por la seguridad que le dio Débora de que en ese día obtendrían una victoria significativa, Barac condujo a su ejército hacia la abierta planicie y atacó audazmente al enemigo. El Dios de los ejércitos luchó a favor de Israel, y ni la capacidad bélica ni la superioridad numérica ni el equipo que poseían pudieron soportar el ataque. Las huestes de Sísara fueron presas del pánico... Sólo Dios pudo haber derrotado al enemigo, y la victoria sólo podía adjudicarse a El.—The Signs of the Times, 16 de junio de 1881.

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Satanás les ofrece a los hombres los reinos del mundo si ellos le ceden la supremacía. Muchos hacen esto y sacrifican el cielo. Es mejor morir que pecar; es mejor padecer necesidad que defraudar; es mejor pasar hambre que mentir.—Testimonies for the Church 4:495 (1880). {EUD 121.4}
Pero el perdón tiene un significado más abarcante del que muchos suponen. Cuando Dios promete que “será amplio en perdonar”, añade, como si el alcance de esa promesa fuera más de lo que pudiéramos entender: “Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos”.19 El perdón de Dios no es solamente un acto judicial por el cual libra de la condenación. No es sólo el perdón por el pecado. Es también una redención del pecado. Es la efusión del amor redentor que transforma el corazón. David tenía el verdadero concepto del perdón cuando oró “Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí”. También dijo: “Cuanto está lejos el oriente del occidente, hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones”.20 {DMJ 97.2}
https://egwwritings.org/?ref=es_DMJ.97.2&para=175.533


“No cerrará el tiempo de gracia hasta que el mensaje haya sido proclamado con más claridad. La ley de Dios ha de ser magnificada [...] El mensaje de la justicia de Cristo ha de resonar de un extremo de la tierra hasta el otro para preparar el camino del Señor. Esta es la gloria de Dios que terminará la obra del tercer ángel”. Joyas de los Testimonios (JT), vol. 2, (Bs. As.: ACES, 1956), pp. 373,374