El Cristo Triunfante


Cristo está a tu puerta, ¿lo dejarás entrar? 28 de diciembre https://ift.tt/3FAp0Xj “Porque convenía a aquel por cuya causa son todas las cosas, y por quien todas las cosas subsisten, que habiendo de llevar muchos hijos a la gloria, perfeccionase al autor de la salvación de ellos”. Hebreos 2:10. Hemos de ser uno en Cristo. De este modo manifestamos nuestra fidelidad a Dios, nuestro Redentor y a todos aquellos que nacen en su reino. No debe haber disensión alguna entre el profeso pueblo de Dios, ninguna controversia, ni conflictos entre unos y otros. Las fuerzas de la justicia deben estar unidas en su conflicto contra el mal. Todo el vigor del pueblo de Dios debe estar unido en su lucha contra el mal. La voluntad de cada hijo de Dios ha de armonizar con la voluntad del Señor. Los esfuerzos de Satanás en contra del bien y el terrible odio de sus acólitos contra los fieles de Dios, revelan la necesidad de la unión y de la armonía en medio del ejército de la justicia. Una terrible contienda está ante nosotros. Nos acercamos a la batalla del gran día del Dios todopoderoso. Lo que está bajo control ahora, entonces se soltará. El ángel de la misericordia está plegando sus alas, preparándose para descender del trono de oro, para dejar el mundo bajo el dominio de Satanás, el rey que éste se ha escogido, asesino y destructor desde el mismo principio. Los principados y potestades de la tierra están en amarga revuelta contra el Dios del cielo. Están llenos de odio contra todos los que sirven a Dios, y pronto, muy pronto, se librará la última gran batalla entre el bien y el mal. La tierra será el campo del combate: el escenario del final conflicto y de la victoria final. Aquí, donde por tanto tiempo Satanás ha dirigido a los hombres contra Dios, la rebelión será extirpada para siempre. Cristo vino a esta tierra en forma humana para poder ser el Capitán de nuestra salvación, de manera que no fuéramos vencidos por el poder de Satanás. Y cuando parecía que el enemigo estaba ganando victorias señaladas contra la justicia, Dios estaba obrando con misericordia y poder para contrarrestar sus designios... El pueblo de Dios ha de dar un decidido testimonio en favor de la verdad, por medio de la pluma y la voz... Cuando nos consagramos a Cristo, él habla al corazón y lo llena de su Espíritu. No tenemos tiempo para luchar entre nosotros; no tenemos tiempo para trabajar en suposiciones o para acariciar prejuicios. Es demasiado tarde para esto... pues Cristo está a la puerta. Hay una consistencia innegable en la sana doctrina. No es un vapor que se disipa. La luz debe emanar de la Palabra de Dios. El Señor invita a su pueblo para que se acerque a él. Nadie debe interponerse entre él y su pueblo. Cristo está llamando a la puerta del corazón para solicitar entrada. ¿Lo dejarán entrar?—Carta 153, 1901.

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Satanás les ofrece a los hombres los reinos del mundo si ellos le ceden la supremacía. Muchos hacen esto y sacrifican el cielo. Es mejor morir que pecar; es mejor padecer necesidad que defraudar; es mejor pasar hambre que mentir.—Testimonies for the Church 4:495 (1880). {EUD 121.4}
Pero el perdón tiene un significado más abarcante del que muchos suponen. Cuando Dios promete que “será amplio en perdonar”, añade, como si el alcance de esa promesa fuera más de lo que pudiéramos entender: “Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos”.19 El perdón de Dios no es solamente un acto judicial por el cual libra de la condenación. No es sólo el perdón por el pecado. Es también una redención del pecado. Es la efusión del amor redentor que transforma el corazón. David tenía el verdadero concepto del perdón cuando oró “Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí”. También dijo: “Cuanto está lejos el oriente del occidente, hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones”.20 {DMJ 97.2}
https://egwwritings.org/?ref=es_DMJ.97.2&para=175.533


“No cerrará el tiempo de gracia hasta que el mensaje haya sido proclamado con más claridad. La ley de Dios ha de ser magnificada [...] El mensaje de la justicia de Cristo ha de resonar de un extremo de la tierra hasta el otro para preparar el camino del Señor. Esta es la gloria de Dios que terminará la obra del tercer ángel”. Joyas de los Testimonios (JT), vol. 2, (Bs. As.: ACES, 1956), pp. 373,374