Reflejemos a Jesús


El testimonio triunfante de Pablo resuena a través de los siglos, 28 de diciembre https://ift.tt/3JrKCr1 He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe. Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que aman su venida. 2 Timoteo 4:7, 8. Este hombre de fe [Pablo] tuvo también la visión de la escalera de Jacob, que representaba a Cristo, que ha unido la tierra con el cielo y al hombre finito con el infinito. Su fe se fortaleció al recordar que los patriarcas y profetas habían confiado en Aquel que era su sostén y consuelo, y por quien estaban dando la vida. De esos santos que a través de los siglos dieron testimonio de su fe, recibió la seguridad de que Dios es fiel. A sus compañeros de apostolado, que para predicar el Evangelio de Cristo salieron a enfrentar el fanatismo religioso y las supersticiones paganas, la persecución y el desprecio; a esos hombres que no les dieron valor a sus propias vidas a fin de llevar en alto la gloria de la cruz en medio del oscuro laberinto de la infidelidad; a esos hombres oyó dar testimonio acerca de Jesús como Hijo de Dios y Salvador del mundo. Desde el tormento, la estaca, el calabozo, y desde los escondrijos y cavernas de la tierra, llegaba a sus oídos el clamor de triunfo de los mártires. Escuchó el testimonio de las almas fieles que, aunque desamparadas, afligidas y atormentadas, daban sin temor el solemne testimonio de su fe, diciendo: “Yo sé a quién he creído”. 2 Timoteo 1:12. Todos ellos, al entregar así sus vidas por causa de su fe, declararon al mundo entero que Aquel en quien habían confiado es capaz de salvar hasta lo sumo. Rescatado por el sacrificio de Cristo, lavado de pecado por su sangre y revestido de su justicia, Pablo llevaba en sí mismo el testimonio de que su alma era preciosa a la vista de su Redentor. Su vida estaba oculta con Cristo en Dios, y él estaba convencido de que quien venció la muerte, es poderoso para guardar cuanto se le confíe. Su mente se aferraba de la promesa del Salvador: “Yo le resucitaré en el día postrero”Juan 6:40. Sus pensamientos y esperanzas giraban en torno de la segunda venida de su Señor. Y al caer la espada del verdugo, y al agolparse sobre el mártir las sombras de la muerte, su último pensamiento se proyecta hacia adelante, para unirse con el primero que surgirá en su mente en el instante del gran despertar: salir al encuentro del Autor de la vida, que le dará la bienvenida para que participe del gozo de los bienaventurados... Como el sonido de la trompeta, su voz ha vibrado desde entonces a través de los siglos, fortaleciendo con su propio valor a millares de testigos de Cristo, y despertando en millares de corazones afligidos el eco de su triunfante gozo... “He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe. Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor... en aquel día”.—Los Hechos de los Apóstoles, 422, 423.

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Satanás les ofrece a los hombres los reinos del mundo si ellos le ceden la supremacía. Muchos hacen esto y sacrifican el cielo. Es mejor morir que pecar; es mejor padecer necesidad que defraudar; es mejor pasar hambre que mentir.—Testimonies for the Church 4:495 (1880). {EUD 121.4}
Pero el perdón tiene un significado más abarcante del que muchos suponen. Cuando Dios promete que “será amplio en perdonar”, añade, como si el alcance de esa promesa fuera más de lo que pudiéramos entender: “Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos”.19 El perdón de Dios no es solamente un acto judicial por el cual libra de la condenación. No es sólo el perdón por el pecado. Es también una redención del pecado. Es la efusión del amor redentor que transforma el corazón. David tenía el verdadero concepto del perdón cuando oró “Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí”. También dijo: “Cuanto está lejos el oriente del occidente, hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones”.20 {DMJ 97.2}
https://egwwritings.org/?ref=es_DMJ.97.2&para=175.533


“No cerrará el tiempo de gracia hasta que el mensaje haya sido proclamado con más claridad. La ley de Dios ha de ser magnificada [...] El mensaje de la justicia de Cristo ha de resonar de un extremo de la tierra hasta el otro para preparar el camino del Señor. Esta es la gloria de Dios que terminará la obra del tercer ángel”. Joyas de los Testimonios (JT), vol. 2, (Bs. As.: ACES, 1956), pp. 373,374