Ir al contenido principal

El Cristo Triunfante


El bautismo del Espíritu Santo conduce a la verdadera religión, 30 de diciembre https://ift.tt/3430GiN “Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho”. Juan 14:26. Para la promulgación de la verdad es esencial el don del Espíritu Santo quien guiará, conducirá y guardará a cada persona del poder engañoso de Satanás en estos últimos días signados por trampas y engaños... ¿Qué prometió el Señor Jesucristo ante la vista de los discípulos para consolarlos cuando se alejaba de ellos? Les prometió el Espíritu Santo de Dios. La influencia divina del Espíritu Santo habría de cooperar con la mente humana y le recordaría todas las cosas que Jesús les había hablado. La gran necesidad en este tiempo de peligro es el Espíritu Santo, pues traerá todas las bendiciones consigo. La verdad creída ha de transformar el carácter. A la luz de la verdad que resplandece en nuestros días, se nos reprocha la escasez de la presencia del Espíritu Santo... Mientras las personas se conformen con una teoría de la verdad, y mientras carezcan de la influencia diaria del Espíritu de Dios sobre el corazón, la cual se manifiesta en una transformación evidente del carácter, se estarán privando de los requisitos que los capacitarían para una mayor eficacia en la obra del Maestro... El bautismo del Espíritu Santo, tal como en el día de Pentecostés, conducirá a un reavivamiento de la religión verdadera y a la realización de muchas obras maravillosas. Seres celestiales vendrán entre nosotros, y los hombres hablarán según sean impulsados por el Espíritu Santo de Dios. Pero si el Señor obrara sobre los hombres como lo hizo en el día de Pentecostés y después de ese día, muchos que ahora pretenden creer en la verdad conocerían tan poco de la forma como obra el Espíritu Santo, que exclamarían: “¡Cuidado con el fanatismo!” De los que estén henchidos por el Espíritu Santo dirían: “Estos hombres están llenos de mosto”. Hechos 2:13... Cuando las almas anhelan tener a Cristo, y procuran unirse con él, entonces los que están contentos con una mera forma de piedad, exclaman: “Sed cuidadosos y no vayáis a los extremos”. Cuando los ángeles del cielo vengan entre nosotros, y obren mediante los instrumentos humanos, entonces habrá conversiones firmes y sustanciales, en forma parecida a las conversiones que ocurrieron después del día de Pentecostés. Ahora,... tened cuidado de no caer en un proceso de excitación humana y de no crearlo. Pero si bien es cierto que deberíamos ser cuidadosos para no caer en un proceso de excitación humana, no deberíamos encontrarnos entre quienes cuestionan la obra del Espíritu de Dios y alientan dudas con respecto a ella, porque habrá quienes formularán objeciones y críticas cuando el Espíritu de Dios se posesione de los seres humanos, debido a que sus propios corazones no han sido conmovidos sino que se encuentran fríos e insensibles.—Carta 27, 1894.

Comentarios

Entradas populares de este blog

LA IGLESIA ADVENTISTA NO ES BABILONIA... ¡ES LAODICEA!

Conozco la Iglesia Adventista desde mi niñez (7 años) y sé que es la Iglesia Verdadera. Lo he sabido desde que mis papás encontraron en la Biblia la verdad del sábado y buscaron la iglesia que respetara los mandamientos de Dios y encontraron a la Iglesia Adventista del Séptimo Día. Desde entonces he tenido la convicción de que la Iglesia Adventista es la Iglesia Verdadera, por cuanto es la única que predica la verdad completa y cumple los dos requisitos que ESTÁN ESCRITOS tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento: ANTIGUO TESTAMENTO: “!!A la ley y al testimonio! Si no dijeren conforme a esto, es porque no les ha amanecido.”(Isaías 8:20) NUEVO TESTAMENTO “ Aquí está la paciencia de los santos, los que guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús.” (Apocalipsis 14:12) “Entonces el dragón se llenó de ira contra la mujer; y se fue a hacer guerra contra el resto de la descendencia de ella, los que guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesu