Nuestra Elevada Vocacion


En el tiempo de prueba, 4 de diciembre https://ift.tt/3xT7Dhb Conoce, pues, que Jehová tu Dios es Dios, Dios fiel, que guarda el pacto y la misericordia a los que le aman y guardan sus mandamientos, hasta las mil generaciones. Deuteronomio 7:9. ¿Dónde estaremos antes de que terminen las mil generaciones mencionadas en este texto? Nuestro destino estará decidido para la eternidad. Habremos sido encontrados dignos de un hogar en el reino eterno de Dios, o habremos recibido la sentencia de la muerte eterna.—The Review and Herald, 4 de agosto de 1904. Dios está probando a su pueblo para ver quién es leal a los principios de su verdad. Nuestra obra consiste en proclamar al mundo el mensaje del primer, segundo y tercer ángeles. En el cumplimiento de nuestro deber no debemos despreciar ni temer a nuestros enemigos. ... El verdadero día de reposo debe ser la señal que distinga a aquellos que sirven a Dios de aquellos que no le sirven. Que despierten aquellos que se han tornado indiferentes y soñolientos. Se nos pide que seamos santos, y debemos evitar cuidadosamente causar la impresión de que consideramos de poca importancia si retenemos o no las características peculiares de nuestra fe. Sobre nosotros descansa la solemne obligación de adoptar una decisión más definida por la verdad y la justicia que la que hemos tenido en el pasado. La línea de demarcación entre los que guardan los mandamientos de Dios y entre los que no los guardan, debe manifestarse con inequívoca claridad. Debemos honrar a Dios a conciencia, y utilizar diligentemente cada medio para conservar nuestra alianza con él para que podamos recibir sus bendiciones—las bendiciones que son tan esenciales para un pueblo que ha de ser probado tan severamente. Causar la impresión de que nuestra fe, nuestra religión no es un poder dominante en nuestras vidas, es deshonrar grandemente a Dios. Así nos alejamos de sus mandamientos, que son nuestra vida Ibid. Confiando en Dios debemos adelantar firmemente, debemos realizar su obra sin egoísmos, dependiendo humildemente de él, colocándonos nosotros mismos y nuestro presente y futuro bajo su sabia providencia, manteniendo el principio de nuestra confianza firme hasta el fin, recordando que no recibimos las bendiciones del cielo a causa de nuestra propia dignidad, sino por los méritos de Cristo, y nuestra aceptación, a través de la fe en él, de la abundante gracia de Dios.—Ibid.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Entrada destacada

¡Maranata: El Senor Viene!

Nuestro estudio en los siglos futuros, 23 de diciembre Para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bonda...

Satanás les ofrece a los hombres los reinos del mundo si ellos le ceden la supremacía. Muchos hacen esto y sacrifican el cielo. Es mejor morir que pecar; es mejor padecer necesidad que defraudar; es mejor pasar hambre que mentir.—Testimonies for the Church 4:495 (1880). {EUD 121.4}
Pero el perdón tiene un significado más abarcante del que muchos suponen. Cuando Dios promete que “será amplio en perdonar”, añade, como si el alcance de esa promesa fuera más de lo que pudiéramos entender: “Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos”.19 El perdón de Dios no es solamente un acto judicial por el cual libra de la condenación. No es sólo el perdón por el pecado. Es también una redención del pecado. Es la efusión del amor redentor que transforma el corazón. David tenía el verdadero concepto del perdón cuando oró “Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí”. También dijo: “Cuanto está lejos el oriente del occidente, hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones”.20 {DMJ 97.2}
https://egwwritings.org/?ref=es_DMJ.97.2&para=175.533


“No cerrará el tiempo de gracia hasta que el mensaje haya sido proclamado con más claridad. La ley de Dios ha de ser magnificada [...] El mensaje de la justicia de Cristo ha de resonar de un extremo de la tierra hasta el otro para preparar el camino del Señor. Esta es la gloria de Dios que terminará la obra del tercer ángel”. Joyas de los Testimonios (JT), vol. 2, (Bs. As.: ACES, 1956), pp. 373,374