Ir al contenido principal

El Cristo Triunfante


El amor hacia Dios nos conduce a la seguridad en él, 24 de marzo https://ift.tt/a5kc41u “Aunque un ejército acampe contra mí, no temerá mi corazón; aunque contra mí se levante guerra, yo estaré confiado”. Salmos 27:3. Usted debería estar dispuesto a que todos sepan que no se pertenece, sino que es de Aquel que lo compró a un precio infinito, y que usted no sólo está comprometido, sino decidido a glorificarle en su cuerpo y en su espíritu, los cuales son de Dios. Un amor de tal magnitud debe, no sólo impulsarlo a confesar a Cristo con los labios, sino también con la vida, y a dar fruto para la gloria de Dios. Transitamos por terreno del enemigo. Hay enemigos a cada paso dispuestos a impedir nuestro avance. Odian a Dios, a sus seguidores y a quienes llevan su nombre. Pero los que son nuestros enemigos también son enemigos del Señor y, aunque son fuertes y astutos, el Capitán de nuestra salvación que nos dirige, los puede derrotar. Así como el sol disipa las nubes que se interponen en su camino, así también el Sol de Justicia remueve los obstáculos que bloquean nuestro paso. Nuestras almas pueden solazarse al contemplar las cosas invisibles que alegran y animan nuestro peregrinaje. Bien podemos decir: “Tu presencia es nuestro refugio, nuestro tesoro, nuestra gloria, nuestro gozo...” ¿Oramos para que Cristo vaya donde vamos y more donde moramos? Si podemos vivir sin Cristo en este mundo, él vivirá sin nosotros en el mundo venidero. Pero, si nos aferramos a él con fe y decimos como Jacob: “No te dejaré”; si suplicamos, “No me eches de tu presencia, ni quites de mí tu Santo Espíritu”; él nos promete: “No te desampararé, ni te dejaré”. No podemos vivir olvidando descuidadamente la gran salvación que se nos ha ofrecido gratuitamente. El hecho de conocer lo que Dios espera de nosotros como nuestro Padre nos guardará de ofenderlo. Y esto nos conducirá a que tratemos de agradarle. Como hijos suyos hemos de andar en la luz, dignos del Dios que nos ha llamado a su gloria y a su reino inmortal. Hemos leído el relato de un noble príncipe quien siempre llevaba el retrato de su padre cerca de su corazón y en ocasiones importantes, cuando corría peligro de olvidarlo, lo sacaba y mirándolo, decía: “No permitas que haga nada indigno de un padre tan honorable”. Como cristianos, Dios tiene derechos sobre nosotros que no deberíamos perder de vista ni por un momento... El pueblo de Dios es considerado una corona, una diadema. Satanás apetece el tesoro del Señor, pero Dios lo ha asegurado para que Satanás no pueda obtenerlo... Estaremos seguros, perfectamente seguros de toda sutileza del enemigo, siempre que tengamos una confianza inamovible en Dios.—Carta 8, 1873.

Comentarios

Entradas populares de este blog

LA IGLESIA ADVENTISTA NO ES BABILONIA... ¡ES LAODICEA!

Conozco la Iglesia Adventista desde mi niñez (7 años) y sé que es la Iglesia Verdadera. Lo he sabido desde que mis papás encontraron en la Biblia la verdad del sábado y buscaron la iglesia que respetara los mandamientos de Dios y encontraron a la Iglesia Adventista del Séptimo Día. Desde entonces he tenido la convicción de que la Iglesia Adventista es la Iglesia Verdadera, por cuanto es la única que predica la verdad completa y cumple los dos requisitos que ESTÁN ESCRITOS tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento: ANTIGUO TESTAMENTO: “!!A la ley y al testimonio! Si no dijeren conforme a esto, es porque no les ha amanecido.”(Isaías 8:20) NUEVO TESTAMENTO “ Aquí está la paciencia de los santos, los que guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús.” (Apocalipsis 14:12) “Entonces el dragón se llenó de ira contra la mujer; y se fue a hacer guerra contra el resto de la descendencia de ella, los que guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesu