En los Lugares Celestiales


Una camaradería divino-humana, 30 de mayo https://ift.tt/0tDYpWy Tus manos me hicieron y me formaron; hazme entender, y aprenderé tus mandamientos. Salmos 119:73. El organismo humano es hechura de Dios. Los órganos empleados en todas las diferentes funciones del cuerpo fueron hechos por él. El Señor nos da alimento y bebida para satisfacer las necesidades del cuerpo. Él ha dado diferentes propiedades a la tierra aptas para el crecimiento del alimento para sus hijos. Da la luz solar y las lluvias, temprana y tardía. Forma las nubes y envía el rocío. Todos éstos son dones suyos. Ha extendido liberalmente sus bendiciones sobre nosotros. Pero todas estas bendiciones no restaurarán su imagen moral a menos que cooperemos con él, haciendo decididos esfuerzos por conocernos a nosotros mismos, por entender cómo cuidar de la delicada maquinaria humana. El hombre debe ayudar diligentemente a guardarse a sí mismo en armonía con las leyes de la naturaleza. El que coopera con Dios en la obra de guardar en orden la maravillosa maquinaria, el que consagra a Dios sus facultades... permanece en su virilidad dada por Dios y está registrado en los libros del cielo como un hombre. Dios ha dado al hombre tierra para ser cultivada. Pero para cosechar debe haber una acción armónica entre los agentes divino y humano. Hay que usar a su tiempo el arado y otros implementos. Debe sembrarse la semilla a su tiempo. El hombre no debe dejar de hacer su parte... La cosecha estará en proporción a la energía que él puso. Así ocurre con las cosas espirituales... Debe haber una camaradería, una relación divina entre el Hijo de Dios y el pecador que se arrepiente. Somos hijos e hijas de Dios, “Mas a todos los que le recibieron ... les dio potestad de ser hechos hijos de Dios. Juan 1:12. Cristo da la misericordia y gracia abundantemente a todos los que creen en él... Pero debemos hacer nuestra parte aceptando la bendición con fe.—The Signs of the Times, 27 de febrero de 1901.

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Satanás les ofrece a los hombres los reinos del mundo si ellos le ceden la supremacía. Muchos hacen esto y sacrifican el cielo. Es mejor morir que pecar; es mejor padecer necesidad que defraudar; es mejor pasar hambre que mentir.—Testimonies for the Church 4:495 (1880). {EUD 121.4}
Pero el perdón tiene un significado más abarcante del que muchos suponen. Cuando Dios promete que “será amplio en perdonar”, añade, como si el alcance de esa promesa fuera más de lo que pudiéramos entender: “Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos”.19 El perdón de Dios no es solamente un acto judicial por el cual libra de la condenación. No es sólo el perdón por el pecado. Es también una redención del pecado. Es la efusión del amor redentor que transforma el corazón. David tenía el verdadero concepto del perdón cuando oró “Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí”. También dijo: “Cuanto está lejos el oriente del occidente, hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones”.20 {DMJ 97.2}
https://egwwritings.org/?ref=es_DMJ.97.2&para=175.533


“No cerrará el tiempo de gracia hasta que el mensaje haya sido proclamado con más claridad. La ley de Dios ha de ser magnificada [...] El mensaje de la justicia de Cristo ha de resonar de un extremo de la tierra hasta el otro para preparar el camino del Señor. Esta es la gloria de Dios que terminará la obra del tercer ángel”. Joyas de los Testimonios (JT), vol. 2, (Bs. As.: ACES, 1956), pp. 373,374