Hijos e Hijas de Dios


En comunión con Dios, 9 de mayo https://ift.tt/3Uyvnqe Despedida la multitud, subió al monte a orar aparte; y cuando llegó la noche, estaba allí solo. Mateo 14:23. La fortaleza de Cristo residía en la oración... Cristo se retiraba a los huertos y a las montañas dejando completamente atrás el mundo y todo lo demás. Permanecía solo con su Padre. Con intenso fervor presentaba su súplica, y ponía toda la fortaleza de su alma en aferrarse de la mano del Infinito. Cuando nuevas y mayores tribulaciones se le oponían, se apartaba a la soledad de las montañas, y pasaba toda la noche en oración con su Padre celestial. Siendo que Cristo es nuestro ejemplo en todas las cosas, si imitáramos su ejemplo en lo que se refiere a la oración ferviente e importuna a Dios, para tener fortaleza en su nombre a fin de no ceder a las tentaciones de Satanás y resistir sus engaños y al maligno enemigo, no seríamos vencidos por él.—The Youth’s Instructor, 1 de abril de 1873. En medio de los peligros de los últimos días, la única seguridad para los jóvenes reside en una vigilancia siempre creciente y en la oración. El joven que encuentre alegría en la lectura de la Palabra de Dios, y en la hora de oración, constantemente se sentirá refrigerado por los sorbos de la Fuente de la vida. Alcanzará una altura de excelencia moral y una amplitud de pensamiento que otros no pueden concebir. La comunión con Dios inspira buenos pensamientos, aspiraciones nobles, percepciones claras de la verdad, y elevados propósitos para actuar. Los que de este modo se relacionen con Dios, serán reconocidos por él como hijos e hijas. Constantemente están alcanzando sitiales más y más elevados, obteniendo visiones más claras de Dios y la eternidad, hasta que el Señor los transforma en canales de luz y sabiduría para el mundo... La fortaleza adquirida en la oración a Dios nos preparará para nuestros deberes diarios.—The Youth’s Instructor, 18 de agosto de 1898.

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Satanás les ofrece a los hombres los reinos del mundo si ellos le ceden la supremacía. Muchos hacen esto y sacrifican el cielo. Es mejor morir que pecar; es mejor padecer necesidad que defraudar; es mejor pasar hambre que mentir.—Testimonies for the Church 4:495 (1880). {EUD 121.4}
Pero el perdón tiene un significado más abarcante del que muchos suponen. Cuando Dios promete que “será amplio en perdonar”, añade, como si el alcance de esa promesa fuera más de lo que pudiéramos entender: “Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos”.19 El perdón de Dios no es solamente un acto judicial por el cual libra de la condenación. No es sólo el perdón por el pecado. Es también una redención del pecado. Es la efusión del amor redentor que transforma el corazón. David tenía el verdadero concepto del perdón cuando oró “Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí”. También dijo: “Cuanto está lejos el oriente del occidente, hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones”.20 {DMJ 97.2}
https://egwwritings.org/?ref=es_DMJ.97.2&para=175.533


“No cerrará el tiempo de gracia hasta que el mensaje haya sido proclamado con más claridad. La ley de Dios ha de ser magnificada [...] El mensaje de la justicia de Cristo ha de resonar de un extremo de la tierra hasta el otro para preparar el camino del Señor. Esta es la gloria de Dios que terminará la obra del tercer ángel”. Joyas de los Testimonios (JT), vol. 2, (Bs. As.: ACES, 1956), pp. 373,374