Ser Semejante a Jesús


Los mandamientos son para todos, 20 de mayo https://m.egwwritings.org/es/book/1755.1016#1018 Y a los hijos de los extranjeros que sigan a Jehová para servirle, y que amen el nombre de Jehová para ser sus siervos; a todos los que guarden el día de reposo para no profanarlo, y abracen mi pacto, yo los llevaré a mi santo monte. Isaías 56:6, 7. Bajo la ley mosaica, los extranjeros y los eunucos estaban excluidos del pleno goce de los privilegios concedidos a Israel. Pero el profeta declara que va a llegar un tiempo cuando cesarán esas restricciones. A los judíos les fueron confiados los santos oráculos de Dios; no ser un israelita era no pertenecer al pueblo favorecido de Dios. Los judíos habían llegado cada vez más a considerarse como superiores por derecho divino a cualquier otro pueblo de la tierra, y sin embargo, no habían sido cuidadosos en mantener su carácter separado y santo al rendir obediencia a todos los mandamientos de Dios. Ahora el profeta declara que el extranjero que ama y obedece a Dios gozará de los privilegios que habían pertenecido en forma exclusiva al pueblo elegido. Hasta aquí la circuncisión y una obediencia estricta de la ley ceremonial habían sido la condición sobre la cual los gentiles podían ser admitidos a la congregación de Israel; pero estas distinciones iban a ser abolidas por el evangelio. Isaías 56:6-8... La primera parte del capítulo presenta a un pueblo que aparentemente se deleita en el servicio de Dios; lo buscan diariamente, “como gente que hubiese hecho justicia, y que no hubiese dejado la ley de su Dios”. Isaías 58:2. Sin embargo, su vida no es correcta delante de Dios, porque le ordena a su profeta: “Clama a voz en cuello, no te detengas; alza tu voz como trompeta, y anuncia a mi pueblo su rebelión, y a la casa de Jacob su pecado”. Isaías 58:1... Esta profecía se extiende a través de los siglos hasta el tiempo cuando el hombre de pecado intentó anular uno de los mandamientos de la ley de Dios, para pisotear el sábado original de Jehová y exaltar en su lugar uno de su propia creación. Y cuando el mundo cristiano abandone definitivamente el santo sábado de Dios y en su lugar acepte un día común de trabajo, que no está sancionado por un “Así dice el Señor”, estará estimulando la infidelidad, y virtualmente reconociendo la supremacía de ese poder por cuya sola autoridad se hizo el cambio. El rechazo del sábado ha llevado al rechazo de toda la ley, y ahora miles de cristianos profesos atrevidamente lo declaran anulado.—The Signs of the Times, 28 de febrero de 1884.

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Satanás les ofrece a los hombres los reinos del mundo si ellos le ceden la supremacía. Muchos hacen esto y sacrifican el cielo. Es mejor morir que pecar; es mejor padecer necesidad que defraudar; es mejor pasar hambre que mentir.—Testimonies for the Church 4:495 (1880). {EUD 121.4}
Pero el perdón tiene un significado más abarcante del que muchos suponen. Cuando Dios promete que “será amplio en perdonar”, añade, como si el alcance de esa promesa fuera más de lo que pudiéramos entender: “Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos”.19 El perdón de Dios no es solamente un acto judicial por el cual libra de la condenación. No es sólo el perdón por el pecado. Es también una redención del pecado. Es la efusión del amor redentor que transforma el corazón. David tenía el verdadero concepto del perdón cuando oró “Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí”. También dijo: “Cuanto está lejos el oriente del occidente, hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones”.20 {DMJ 97.2}
https://egwwritings.org/?ref=es_DMJ.97.2&para=175.533


“No cerrará el tiempo de gracia hasta que el mensaje haya sido proclamado con más claridad. La ley de Dios ha de ser magnificada [...] El mensaje de la justicia de Cristo ha de resonar de un extremo de la tierra hasta el otro para preparar el camino del Señor. Esta es la gloria de Dios que terminará la obra del tercer ángel”. Joyas de los Testimonios (JT), vol. 2, (Bs. As.: ACES, 1956), pp. 373,374