Exaltad a Jesús


El investigador humilde puede aprender, 16 de junio Muéstrame, oh Jehová, tus caminos. Salmos 25:4. https://ift.tt/tIbWng9 La revelación no es la creación ni la invención de algo nuevo, sino la manifestación de algo que, antes que fuera revelado, era desconocido para los seres humanos. Las grandes y eternas verdades contenidas en el Evangelio, son reveladas mediante la investigación diligente y la humillación de nuestro ser delante de Dios. Tenemos un Maestro divino que guía la mente del humilde buscador de la verdad; y mediante la dirección del Espíritu Santo recibe la revelación de las verdades de la Palabra. Y ningún conocimiento de la verdad puede ser más acertado y eficiente que cuando se es conducido así a toda verdad. Mediante la impartición del Espíritu Santo comprenderemos la Palabra de Dios. Se nos amonesta a buscar la verdad como si estuviéramos buscando un tesoro escondido. El Señor abre el entendimiento del investigador honesto. El Espíritu Santo capacita la mente para comprender las realidades de la revelación, y de ese modo la luz divina se comunica con el alma. En esto consiste el abrir los ojos para contemplar el tesoro genuino y así la mente se aferra a las glorias de un mundo mejor. El alma desea ardientemente la excelencia de Jesucristo.—Manuscrito 59, 1906. Jesús fue el Maestro más singular que el mundo jamás conociera. Presentaba la verdad mediante declaraciones claras y convincentes, y las ilustraciones que utilizaba eran de un carácter puro y elevado. Nunca mezclaba símbolos y figuras vulgares con su instrucción divina, ni trataba de satisfacer la curiosidad de la gente ni de complacer a quienes sólo escuchan para entretenerse. Nunca rebajó la verdad al nivel de lo común... Sus palabras eran del carácter más puro y elevado... No humilló la verdad para ir al encuentro del hombre en su condición caída ni rebajó la norma de la justicia para adaptarla a su degradación; pero se humilló a sí mismo y se hizo obediente hasta la muerte, y una muerte de cruz, para poder salvar así a la raza que había sido degradada por la transgresión. No tenía el propósito de abolir la ley de Dios con su muerte, sino más bien de demostrar la inmutabilidad de sus sagradas pretensiones. Su propósito consistía en “magnificar la ley y engrandecerla”, para que todo aquel que mirara a la cruz del Calvario con su Víctima levantada, viera el argumento incontestable de la verdad perfecta de la ley... Rescató la verdad, aquella verdad eterna, de la compañía envilecedora del error, y le ordenó brillar con todo su fulgor y lustre celestial. Enalteció la verdad para que, a la manera de la luz, iluminara la oscuridad moral del mundo... Jesús restauró el carácter real de la verdad que había sido echada por tierra y la invistió de su verdadera importancia y dignidad. Cristo mismo era la verdad y la vida.—The Review and Herald, 6 de agosto de 1895.

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Satanás les ofrece a los hombres los reinos del mundo si ellos le ceden la supremacía. Muchos hacen esto y sacrifican el cielo. Es mejor morir que pecar; es mejor padecer necesidad que defraudar; es mejor pasar hambre que mentir.—Testimonies for the Church 4:495 (1880). {EUD 121.4}
Pero el perdón tiene un significado más abarcante del que muchos suponen. Cuando Dios promete que “será amplio en perdonar”, añade, como si el alcance de esa promesa fuera más de lo que pudiéramos entender: “Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos”.19 El perdón de Dios no es solamente un acto judicial por el cual libra de la condenación. No es sólo el perdón por el pecado. Es también una redención del pecado. Es la efusión del amor redentor que transforma el corazón. David tenía el verdadero concepto del perdón cuando oró “Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí”. También dijo: “Cuanto está lejos el oriente del occidente, hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones”.20 {DMJ 97.2}
https://egwwritings.org/?ref=es_DMJ.97.2&para=175.533


“No cerrará el tiempo de gracia hasta que el mensaje haya sido proclamado con más claridad. La ley de Dios ha de ser magnificada [...] El mensaje de la justicia de Cristo ha de resonar de un extremo de la tierra hasta el otro para preparar el camino del Señor. Esta es la gloria de Dios que terminará la obra del tercer ángel”. Joyas de los Testimonios (JT), vol. 2, (Bs. As.: ACES, 1956), pp. 373,374