El carácter probado por la presencia de los menos afortunados, 6 de junio https://ift.tt/97i3JMW Cuando siegues tu mies en tu campo, y olvides alguna gavilla en el campo, no volverás para recogerla; será para el extranjero, para el huérfano y la viuda; para que te bendiga Jehová tu Dios en toda obra de tus manos. Deuteronomio 24:19. Vi que en la providencia de Dios, viudas y huérfanos, ciegos, mudos y cojos, y personas afligidas de varias maneras han sido colocados en estrecha relación cristiana con su iglesia; es para probar a su pueblo y desarrollar su verdadero carácter. Los ángeles de Dios vigilan para ver cómo tratamos a estas personas que necesitan nuestra simpatía, amor y benevolencia desinteresada. Esta es la forma en que Dios prueba nuestro carácter. Si tenemos la verdadera religión de la Biblia, sentiremos que es un deber de amor, bondad e interés el que hemos de cumplir para Cristo en favor de sus hermanos; y no podemos hacer nada menos que mostrar nuestra gratitud por su incomparable amor manifestado hacia nosotros mientras éramos pecadores indignos de su gracia, revelando un profundo interés y un amor abnegado por nuestros hermanos que son menos afortunados que nosotros. Los dos grandes principios de la ley de Dios son el amor supremo a Dios y el amor abnegado hacia nuestro prójimo. Los primeros cuatro mandamientos y los últimos seis descansan sobre estos dos principios y brotan de ellos. Cristo le explicó al doctor de la ley quién era su prójimo mediante el relato de un hombre que viajaba de Jerusalén a Jericó, y que cayó en manos de ladrones, quienes lo despojaron, lo castigaron y lo dejaron medio muerto. El sacerdote y el levita vieron a este hombre sufriendo, pero sus corazones no respondieron a sus necesidades. Lo evitaron pasando de lado. El samaritano pasó a su lado, y cuando vio la necesidad de ayuda que tenía el forastero, no preguntó si era pariente, o si pertenecía a su país o a su credo, sino que puso manos a la obra para ayudar al que sufría, porque había una obra que necesitaba ser hecha. Lo alivió lo mejor que pudo, lo colocó sobre su propia bestia, y lo llevó a una posada haciendo provisión para sus necesidades a sus propias expensas. El samaritano, dijo Jesús, era el prójimo de aquel que había caído entre ladrones. El levita y el sacerdote representan a una clase que en la iglesia manifiesta indiferencia precisamente hacia las personas que necesitan su simpatía y ayuda. Esta clase, a pesar de su posición en la iglesia, quebranta los mandamientos. El samaritano representa a una clase de personas que son verdaderos ayudadores de Cristo, y que están imitando su ejemplo de hacer el bien.—Servicio Cristiano Eficaz, 239, 240.
"Porque la tierra será llena del conocimiento de la gloria de Jehová, como las aguas cubren el mar." Habacuc 2:14 "Entonces el dragón...se fue a hacer guerra contra...los que guardan los mandamientos de Dios y tienen...el espíritu de la profecía." Apoc. 12:17; 19:10
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