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El Cristo Triunfante


Cristo crecía “en sabiduría” al hacer los negocios de su padre, 4 de agosto “¿No sabíais que en los negocios de mi Padre me es necesario estar? Lucas 2:49. https://ift.tt/Ym8H1yI Cada año sus padres iban a Jerusalén a fin de asistir a la fiesta de la Pascua, y cuando Jesús cumplió doce años fue con ellos a la ciudad. Cuando la fiesta concluyó, sus padres, olvidándose transitoriamente de Jesús, emprendieron el regreso al hogar con los familiares que los acompañaban y no percibieron que Jesús no estaba en el grupo. Suponiendo que estaba con ellos, avanzaron todo un día de camino antes de corroborar que no estaba allí. Atemorizados y preocupados por lo que pudiera haberle ocurrido, regresaron a la ciudad... “Y aconteció que tres días después le hallaron en el templo, sentado en medio de los doctores de la ley, oyéndoles y preguntándoles”. Los doctores [de la ley] eran hombres muy eruditos y aún ellos se asombraban al escuchar a Jesús formularles sorprendentes preguntas y se dieron cuenta que él conocía bien las Escrituras... Jesús sabía que Dios le había dado esta oportunidad a fin de iluminar a quienes moraban en tinieblas e hizo todo lo que estaba al alcance de su poder a fin de abrir la verdad a los maestros y rabinos. Condujo a estos hombres a comentar diversos pasajes de la Biblia que se referían al Mesías venidero. Reinaba entre aquellos eruditos la idea de que el Cristo vendría al mundo con gran gloria por ese tiempo a fin de transformar al pueblo judío en la nación más grande de la tierra. Pero Jesús los interrogó sobre el significado de las Escrituras al señalar la vida de humildad, los sufrimientos, las penurias, el rechazo y la muerte del Hijo de Dios. Aunque Cristo se asemejaba a un niño que buscaba el asesoramiento de aquellos que tenían mayor conocimiento, cada palabra que pronunciaba arrojaba luz a sus mentes... Mientras Cristo enseñaba a otros, él mismo recibía luz y conocimiento acerca de su obra y de su misión en el mundo, porque se dice claramente que Cristo “se llenaba de sabiduría”. ¡Qué lección es ésta para los jóvenes de nuestros días! Ellos pueden ser como Cristo y por el estudio de la Palabra de Dios recibir la luz que el Espíritu Santo puede darles, y así ser fuentes de luz para otros... Los sabios estaban sorprendidos por las preguntas que el niño Jesús formulaba... Cuando se produjo una pausa, María, la madre de Jesús, se acercó a su hijo y le preguntó: “Hijo, ¿por qué nos has hecho así? He aquí, tu padre y yo te hemos buscado con angustia”. Entonces una luz divina resplandeció en el rostro de Jesús y levantando su mano dijo: “¿Por qué me buscáis? ¿No sabéis que en los negocios de mi Padre me es necesario estar?... Ellos no comprendieron el significado de estas palabras, pero sabían que un verdadero hijo que debía ser sumiso a sus órdenes. Aunque era el Hijo de Dios, regresó a Nazaret y fue sumiso a sus padres.—The Youth’s Instructor, 28 de noviembre de 1895.

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