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En los Lugares Celestiales


Tiempo de escudriñar el corazón, 4 de agosto https://ift.tt/EUsak3A Examinaos a vosotros mismos si estáis en la fe; probaos a vosotros mismos. 2 Corintios 13:5. Una de las demandas al hombre está determinada por el uso que haya dado a los dones que Dios le confirió. Los miembros de la familia humana tienen derecho a llevar el nombre de hombres y mujeres solamente en la medida en que empleen sus talentos para el bien de otros. Mientras ayuda a otros es cuando el hombre está más estrechamente unido a Dios. El que es fiel a su entereza recibida de Dios no solamente procurará la felicidad de sus prójimos en esta vida sino que los ayudará a obtener el premio de la vida venidera... Se le pide al hombre que ame a Dios por sobre todo, con toda el alma, con todas las fuerzas y con toda la mente; y a su prójimo como a sí mismo. Esto no le es posible a menos que se niegue a sí mismo. Negarse a sí mismo significa el dominio del espíritu cuando la pasión disputa por la supremacía; resistir la tentación de censurar y de hablar palabras de crítica; tener paciencia con el niño que es lerdo y cuya conducta es ofensiva y exasperante; permanecer en el puesto del deber aunque otros cedan; llevar responsabilidades donde y cuando el deber lo requiera, no para obtener aplauso, no por costumbre, sino por la causa del Maestro, que ha dado a cada uno de sus seguidores una obra que debe ser hecha con inalterable fidelidad. Negarse a sí mismo significa hacer lo bueno cuando la [natural] inclinación guía a servirnos y complacernos a nosotros mismos. Significa trabajar pacientemente y con alegría por el bien de otros, aun cuando parezca que nuestros esfuerzos no son apreciados... Recordad que necesitáis ser fortalecidos por constante vigilancia y oración. Mientras miréis a Cristo, seréis salvos; pero en el momento en que confiéis en vosotros mismos, estaréis en grave peligro. El que está en armonía con Dios constantemente depende de su ayuda. The Review and Herald, 11 de julio de 1907.

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