A Fin de Conocerle


Confianza en tiempo de prueba, 8 de septiembre https://ift.tt/hSfpxyM Sabemos que a los que aman a Dios todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados. Romanos 8:28. La esperanza del cristiano no está basada en el arenoso fundamento de los sentimientos. Los que obran por principio contemplarán la gloria de Dios más allá de las sombras, y confiarán en la segura palabra de su promesa. No se les disuadirá de honrar a Dios, no importa cuán tenebroso parezca el camino. La adversidad y las pruebas solamente les proporcionarán la oportunidad de mostrar la sinceridad de su fe y amor. Cuando el alma esté deprimida, eso no será evidencia de que Dios ha cambiado. “Es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos”. Hebreos 13:8. Estáis seguros del favor de Dios cuando sois sensibles a los rayos del Sol de Justicia; pero si las nubes inundan vuestra alma, no debéis creer que estáis olvidados. Vuestra fe debe abrirse camino a través de la oscuridad. ... Hay que tener en cuenta siempre las riquezas de la gracia de Cristo. Atesorad las lecciones provistas por su amor. Que vuestra fe sea como la de Job, para que podáis decir: “Aunque él me matare, en él esperaré”. Job 13:15. Aferraos a las promesas de vuestro Padre celestial, y recordad cómo os ha tratado antes a vosotros y a sus siervos, porque “a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien”. Las vicisitudes más difíciles de la vida cristiana deberían ser las que proporcionen mayores bendiciones. Las providencias especiales recibidas en las horas lóbregas deben animar al alma en los futuros ataques de Satanás, y deben aparejar al siervo de Dios para que permanezca firme en las fieras pruebas. La prueba de vuestra fe es más preciosa que el oro. Debéis tener esa confianza en Dios que no es perturbada por las tentaciones y los argumentos del engañador. Confiad en la palabra del Señor. La fe familiariza al alma con la existencia y la presencia de Dios.—The Review and Herald, 24 de enero de 1888.

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Satanás les ofrece a los hombres los reinos del mundo si ellos le ceden la supremacía. Muchos hacen esto y sacrifican el cielo. Es mejor morir que pecar; es mejor padecer necesidad que defraudar; es mejor pasar hambre que mentir.—Testimonies for the Church 4:495 (1880). {EUD 121.4}
Pero el perdón tiene un significado más abarcante del que muchos suponen. Cuando Dios promete que “será amplio en perdonar”, añade, como si el alcance de esa promesa fuera más de lo que pudiéramos entender: “Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos”.19 El perdón de Dios no es solamente un acto judicial por el cual libra de la condenación. No es sólo el perdón por el pecado. Es también una redención del pecado. Es la efusión del amor redentor que transforma el corazón. David tenía el verdadero concepto del perdón cuando oró “Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí”. También dijo: “Cuanto está lejos el oriente del occidente, hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones”.20 {DMJ 97.2}
https://egwwritings.org/?ref=es_DMJ.97.2&para=175.533


“No cerrará el tiempo de gracia hasta que el mensaje haya sido proclamado con más claridad. La ley de Dios ha de ser magnificada [...] El mensaje de la justicia de Cristo ha de resonar de un extremo de la tierra hasta el otro para preparar el camino del Señor. Esta es la gloria de Dios que terminará la obra del tercer ángel”. Joyas de los Testimonios (JT), vol. 2, (Bs. As.: ACES, 1956), pp. 373,374