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Valor en el señor, 9 de septiembre https://ift.tt/Ttfyoz2 Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio. 2 Timoteo 1:7. Cíñase la armadura del Señor... La oposición vendrá. Los que no estén animados por la fe y la esperanza, manifestarán incredulidad. Cuando no pueda determinar qué camino tomar, deje todo en las manos de Dios. Estimule en su corazón la fe que obra por el amor y purifica el alma... El Señor tiene una tarea para Ud. en algún lugar, pero dondequiera se halle ese campo, no haga una obra incompleta de su consagración. Luche fervientemente para glorificar a Dios, quien dio a su Hijo unigénito para salvarlo. Cuando enseñe la Palabra, manténgase en la afirmativa, permita que la enternecedora misericordia del amor de Dios penetre en su corazón, y en su mente la influencia vivificante de su santo Espíritu. Tenga buen ánimo en el Señor... Ahora es el tiempo de orar, creer y trabajar intensamente en la iglesia, el medio para obtener una educación superior y el instrumento del Espíritu Santo. Ese instrumento es efectivo para su vida. Cristo, el Médico jefe, posee la única sabiduría que puede aplicar el remedio infalible. Fui instruida por el Espíritu Santo para decir: “Todos los que crean la verdad han de ser mensajeros del Señor”. Como discípulos han de aprender continuamente de Cristo cómo elevar sus pensamientos, aumentar sus expectativas y tener los más excelsos conceptos de su excelencia y gracia, que el don de su Santo Espíritu puede compensar por la pérdida de su presencia personal. El Salvador procuró grabar esto en las mentes de sus discípulos. Que haya oraciones más fervientes en busca del Señor. “Todo aquel”, aseveró Cristo, “que pide, recibe; y el que busca, halla”. Lucas 11:10. Se me ordena exhortar a todo maestro del Evangelio acerca de la necesidad de multiplicar y ampliar sus conceptos de lo que Cristo será para los que sobrellevan responsabilidades. Las capacidades se incrementan maravillosamente bajo el poder del Espíritu Santo... ¿Buscará al Señor fervientemente? Ore, ore como humilde investigador. No ponga su inventiva en acción para probar que otros son impíos, sino hábleles con ternura para que ellos escudriñen sus propios corazones pecaminosos, y ore pidiendo que el Señor purifique de pecado el templo del alma. Que cada uno confiese sus propios pecados, entonces puede sobrevenir la noche con plena certeza de fe.—Carta 296, del 9 de septiembre de 1906, dirigida a O. A. Olsen, en ese entonces Secretario del Departamento de Ultramar de la Asociación General.

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Satanás les ofrece a los hombres los reinos del mundo si ellos le ceden la supremacía. Muchos hacen esto y sacrifican el cielo. Es mejor morir que pecar; es mejor padecer necesidad que defraudar; es mejor pasar hambre que mentir.—Testimonies for the Church 4:495 (1880). {EUD 121.4}
Pero el perdón tiene un significado más abarcante del que muchos suponen. Cuando Dios promete que “será amplio en perdonar”, añade, como si el alcance de esa promesa fuera más de lo que pudiéramos entender: “Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos”.19 El perdón de Dios no es solamente un acto judicial por el cual libra de la condenación. No es sólo el perdón por el pecado. Es también una redención del pecado. Es la efusión del amor redentor que transforma el corazón. David tenía el verdadero concepto del perdón cuando oró “Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí”. También dijo: “Cuanto está lejos el oriente del occidente, hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones”.20 {DMJ 97.2}
https://egwwritings.org/?ref=es_DMJ.97.2&para=175.533


“No cerrará el tiempo de gracia hasta que el mensaje haya sido proclamado con más claridad. La ley de Dios ha de ser magnificada [...] El mensaje de la justicia de Cristo ha de resonar de un extremo de la tierra hasta el otro para preparar el camino del Señor. Esta es la gloria de Dios que terminará la obra del tercer ángel”. Joyas de los Testimonios (JT), vol. 2, (Bs. As.: ACES, 1956), pp. 373,374