Cada Día con Dios


Qué hacer con la depresión, 23 de octubre https://ift.tt/ljaQ5Ad ¿Por qué te abates, oh alma mía, y por qué te turbas dentro de mi? Espera en Dios. Salmos 43:5. En visiones de la noche yo estaba conversando con usted. Le estaba diciendo...: “No ceda a la depresión; en cambio, dé la bienvenida en su corazón a la influencia del Espíritu Santo, que le dará consuelo y paz”. Estoy orando para que el Señor se le manifieste como un Consolador personal. Hay que mantener abiertos los ojos del alma para reconocer las grandes misericordias de nuestro Padre celestial. Jesús es una luz que brilla y resplandece. Permita que sus brillantes rayos iluminen su mente y su corazón. No se olvide de dar gracias. “El que sacrifica alabanza me honrará”. Salmos 50:23. Contemplelo y preséntele todas sus necesidades. ¿Hay algo demasiado difícil para el Señor? Es el gran Médico. Puede curar el alma y el cuerpo, y quiere que usted se aferre de él por fe. Comprende plenamente las necesidades que implica su caso. Es un pronto auxilio en las tribulaciones. Y le agrada que le manifestemos gratitud. Cristo es la luz del mundo. “Mas a vosotros los que teméis mi nombre, nacerá el Sol de justicia, y en sus alas traerá salvación”. Malaquías 4:2. Resplandezca la luz de su paz en su alma. Se preocupa tiernamente por usted, y debiera alabarlo con el corazón, el alma y la voz. Puede agradarlo manifestando un espíritu alegre. No permita que ni una sola nube de desánimo y desagrado oculte la luz de su presencia. Al reconocer su luz usted va a vencer. Puede aumentar su fe al ejercitar su voz en alabanzas a Dios. Al corazón que lo reconoce, le promete: “Yo soy... la estrella resplandeciente de la mañana”. Apocalipsis 22:16. Si quiere obtener preciosas victorias, contemple la luz que difunde el Sol de justicia. Hable de esperanza, fe y gratitud a Dios. Sea alegre; tenga esperanza en Cristo. Edúquese para alabarlo. Este es el gran remedio para las enfermedades del alma y del cuerpo. “Porque aún he de alabarle, salvación mía y Dios mío”. Salmos 42:11; 43:5.—Carta 322, del 23 de octubre de 1906, dirigida a la esposa de un obrero de Australia.

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Satanás les ofrece a los hombres los reinos del mundo si ellos le ceden la supremacía. Muchos hacen esto y sacrifican el cielo. Es mejor morir que pecar; es mejor padecer necesidad que defraudar; es mejor pasar hambre que mentir.—Testimonies for the Church 4:495 (1880). {EUD 121.4}
Pero el perdón tiene un significado más abarcante del que muchos suponen. Cuando Dios promete que “será amplio en perdonar”, añade, como si el alcance de esa promesa fuera más de lo que pudiéramos entender: “Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos”.19 El perdón de Dios no es solamente un acto judicial por el cual libra de la condenación. No es sólo el perdón por el pecado. Es también una redención del pecado. Es la efusión del amor redentor que transforma el corazón. David tenía el verdadero concepto del perdón cuando oró “Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí”. También dijo: “Cuanto está lejos el oriente del occidente, hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones”.20 {DMJ 97.2}
https://egwwritings.org/?ref=es_DMJ.97.2&para=175.533


“No cerrará el tiempo de gracia hasta que el mensaje haya sido proclamado con más claridad. La ley de Dios ha de ser magnificada [...] El mensaje de la justicia de Cristo ha de resonar de un extremo de la tierra hasta el otro para preparar el camino del Señor. Esta es la gloria de Dios que terminará la obra del tercer ángel”. Joyas de los Testimonios (JT), vol. 2, (Bs. As.: ACES, 1956), pp. 373,374