Exaltad a Jesús


Exaltad a Jesús
¡Unios! ¡Unios! 23 de octubre https://ift.tt/u6LYB4A Y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará. Mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo. Mateo 24:12-13. Dios ha elegido en estos postreros días un pueblo al que ha hecho depositario de su ley, y este pueblo tendrá siempre tareas desagradables que cumplir. “Yo sé tus obras, y tu trabajo y paciencia; y que tú no puedes sufrir los malos, y has probado a los que se dicen ser apóstoles, y no lo son, y los has hallado mentirosos; y has sufrido, y has tenido paciencia, y has trabajado por mi nombre, y no has desfallecido”. Se requerirá mucha diligencia y una lucha continua para mantener el mal apartado de nuestras iglesias. Debe ejercerse una disciplina rígida e imparcial; porque algunos que tienen una apariencia de religión, tratan de minar la fe de los demás y trabajarán para ensalzarse a sí mismos. En el monte de las Olivas, el Señor Jesús declaró categóricamente que “por haberse multiplicado la maldad, la caridad de muchos se resfriará”. Habla de una clase de personas que ha caído de un alto estado de espiritualidad. Penetren en los corazones estas declaraciones con poder solemne y escrutador. ¿Dónde están el fervor y la devoción a Dios que corresponden a la grandeza de la verdad que aseveramos creer? El amor al mundo y a algún pecado favorito desarraigó del corazón el amor a la oración y la meditación en las cosas sagradas. Se sigue cumpliendo una serie de servicios religiosos formales; pero, ¿dónde está el amor de Jesús? La espiritualidad está muriendo. ¿Ha de perpetuarse este sopor, este lamentable deterioro? ¿Ha de vacilar y apagarse en las tinieblas la lámpara de la verdad porque no se la abastece con el aceite de la gracia?... La estima y la suficiencia propias están matando la vida espiritual. Se ensalza el yo y se habla de él. ¡Ojalá muriese el yo! “Cada día muero”, dijo el apóstol Pablo. Cuando esta suficiencia propia, orgullosa y jactanciosa, y esta justicia propia complaciente, compenetran el alma, no hay lugar para Jesús. Se le da un lugar inferior, mientras que el yo crece en importancia y llena todo el templo del alma. Tal es la razón por la cual el Señor puede hacer tan poco por nosotros. Si él obrase con nuestros esfuerzos; el instrumento atribuiría toda la gloria a su propia habilidad, sabiduría y capacidad, y se congratularía como el fariseo: “Ayuno dos veces a la semana, doy diezmos de todo lo que poseo”. Cuando el yo se oculte en Cristo, no subirá a la superficie con tanta frecuencia... Es únicamente cuando nos esmeramos por ejecutar las órdenes del Maestro sin dejar sobre la obra nuestra estampa e identidad, cuando trabajamos eficiente y armoniosamente. “Uníos—dijo el ángel—, uníos”.—Joyas de los Testimonios 2:210-211.
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Satanás les ofrece a los hombres los reinos del mundo si ellos le ceden la supremacía. Muchos hacen esto y sacrifican el cielo. Es mejor morir que pecar; es mejor padecer necesidad que defraudar; es mejor pasar hambre que mentir.—Testimonies for the Church 4:495 (1880). {EUD 121.4}
Pero el perdón tiene un significado más abarcante del que muchos suponen. Cuando Dios promete que “será amplio en perdonar”, añade, como si el alcance de esa promesa fuera más de lo que pudiéramos entender: “Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos”.19 El perdón de Dios no es solamente un acto judicial por el cual libra de la condenación. No es sólo el perdón por el pecado. Es también una redención del pecado. Es la efusión del amor redentor que transforma el corazón. David tenía el verdadero concepto del perdón cuando oró “Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí”. También dijo: “Cuanto está lejos el oriente del occidente, hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones”.20 {DMJ 97.2}
https://egwwritings.org/?ref=es_DMJ.97.2&para=175.533


“No cerrará el tiempo de gracia hasta que el mensaje haya sido proclamado con más claridad. La ley de Dios ha de ser magnificada [...] El mensaje de la justicia de Cristo ha de resonar de un extremo de la tierra hasta el otro para preparar el camino del Señor. Esta es la gloria de Dios que terminará la obra del tercer ángel”. Joyas de los Testimonios (JT), vol. 2, (Bs. As.: ACES, 1956), pp. 373,374