Reflejemos a Jesús


Hombres y mujeres de carácter noble, 2 de octubre https://ift.tt/rlwo4ye Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres; sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor servís. Colosenses 3:23, 24. La verdadera educación no desconoce el valor del conocimiento científico o literario, pero considera que el poder es superior a la información, la bondad al poder y el carácter al conocimiento intelectual. El mundo no necesita tanto hombres de gran intelecto como de carácter noble. Necesita hombres cuya capacidad sea dirigida por principios firmes. “Sabiduría ante todo”; por tanto, “adquiere sabiduría”. “La lengua de los sabios adornará la sabiduría” Proverbios 4:7; 15:2. La verdadera educación imparte esa sabiduría. Enseña el mejor empleo que se puede dar no sólo a uno sino a todos nuestros conocimientos y facultades. De ese modo abarca toda la gama de nuestras obligaciones hacia nosotros mismos, hacia el mundo y hacia Dios. La edificación del carácter es la obra más importante que jamás haya sido confiada a los seres humanos y nunca antes ha sido su estudio diligente tan importante como ahora. Ninguna generación anterior fue llamada a hacer frente a problemas tan importantes; nunca antes se hallaron los jóvenes frente a peligros tan grandes como los que tienen que arrostrar hoy... La verdadera educación contrarresta la ambición egoísta, el afán de poder, la indiferencia hacia los derechos y las necesidades de la humanidad, que constituyen la maldición de nuestro mundo. En el plan de vida de Dios hay un lugar para cada ser humano. Cada uno debe perfeccionar hasta lo sumo sus talentos, y la fidelidad con que lo haga, sean éstos pocos o muchos, le da derecho a recibir honor. En el plan de Dios no tiene cabida la rivalidad egoísta. Los que se miden entre sí y se comparan los unos con los otros “no son juiciosos”. 2 Corintios 10:12. Cualquier cosa que hagamos debe ser hecha “conforme al poder que Dios da”. 1 Pedro 4:11. En todas las generaciones y en todos los países, el verdadero cimiento y el modelo para la edificación del carácter han sido los mismos. La ley divina: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón... y a tu prójimo como a ti mismo” (Lucas 10:27), el gran principio manifestado en el carácter y en la vida de nuestro Salvador, es el único cimiento y la única guía seguros... Tan ciertas son ahora como cuando fueron pronunciadas a Israel las palabras en cuanto a la obediencia a los mandamientos de Dios: “Porque esta es vuestra sabiduría y vuestra inteligencia ante los ojos de los pueblos” Deuteronomio 4:6. Esta es la única salvaguardia de la integridad individual, de la pureza del hogar, el bienestar de la sociedad o la estabilidad de la nación. En medio de todas las perplejidades, los peligros y los derechos en pugna, la única regla segura consiste en hacer lo que Dios dice.—La Educación, 225, 226, 229.

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Satanás les ofrece a los hombres los reinos del mundo si ellos le ceden la supremacía. Muchos hacen esto y sacrifican el cielo. Es mejor morir que pecar; es mejor padecer necesidad que defraudar; es mejor pasar hambre que mentir.—Testimonies for the Church 4:495 (1880). {EUD 121.4}
Pero el perdón tiene un significado más abarcante del que muchos suponen. Cuando Dios promete que “será amplio en perdonar”, añade, como si el alcance de esa promesa fuera más de lo que pudiéramos entender: “Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos”.19 El perdón de Dios no es solamente un acto judicial por el cual libra de la condenación. No es sólo el perdón por el pecado. Es también una redención del pecado. Es la efusión del amor redentor que transforma el corazón. David tenía el verdadero concepto del perdón cuando oró “Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí”. También dijo: “Cuanto está lejos el oriente del occidente, hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones”.20 {DMJ 97.2}
https://egwwritings.org/?ref=es_DMJ.97.2&para=175.533


“No cerrará el tiempo de gracia hasta que el mensaje haya sido proclamado con más claridad. La ley de Dios ha de ser magnificada [...] El mensaje de la justicia de Cristo ha de resonar de un extremo de la tierra hasta el otro para preparar el camino del Señor. Esta es la gloria de Dios que terminará la obra del tercer ángel”. Joyas de los Testimonios (JT), vol. 2, (Bs. As.: ACES, 1956), pp. 373,374