A Fin de Conocerle


Requisitos para la ciudadanía celestial, 13 de diciembre https://ift.tt/aVJh5oE Bienaventurados los que guardan sus mandamientos, para que su potencia sea en el árbol de la vida y que entren por las puertas en la ciudad. Apocalipsis 22:14. “Todo lo que el hombre sembrare, eso también segará”. Gálatas 6:7. Quiero sembrar para el tiempo y la eternidad. Mi corazón tiene hambre y sed de justicia. Quiero que mi vida se oculte en Cristo Jesús, para que mi siembra produzca la cosecha debida. Pienso seriamente en mi propio yo: cada día, en palabras o acciones, siembro cizaña o trigo. Quiero sembrar para el tiempo y la eternidad. Ya ha transcurrido para mí casi todo el período de vida que se me ha asignado, ¿y cuál será la cosecha? Quiero una confianza serena e inconmovible en el Altísimo. He experimentado su cuidado protector en forma notable cuando he seguido el camino del deber. Quiero descender a la tumba como una mazorca de maíz bien maduro. No quiero quejas en mi corazón; solamente la gratitud debe morar en él. Cada instante es precioso y abunda en consecuencias eternas. Estamos en un mundo de apariencias que se burla y engaña como las manzanas de Sodoma. Oh, ¡cómo considera el Señor la duplicidad de nuestro mundo! Si no lográramos mirar más allá de las nubes y captar los brillantes rayos del Sol de justicia, bien podríamos ser vencidos; pero Jesús vive; el arco de la promesa que rodea el trono como una seguridad constante de que Jesús vive, y porque vive, nosotros también viviremos... La disciplina en la escuela de Cristo hará que la iglesia repose sobre el brazo de su Amado. Los redimidos del Señor llegarán finalmente a Sion con cantos y gozo eterno, con triunfo y victoria. Toda la hueste angélica cantará con regocijo por ellos. ¿Pero cuáles son los requisitos de nuestra ciudadanía? “Bienaventurados los que guardan sus mandamientos, para que su potencia sea en el árbol de la vida, y que entren por las puertas en la ciudad”.—Manuscrito 7a, 1896.

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Satanás les ofrece a los hombres los reinos del mundo si ellos le ceden la supremacía. Muchos hacen esto y sacrifican el cielo. Es mejor morir que pecar; es mejor padecer necesidad que defraudar; es mejor pasar hambre que mentir.—Testimonies for the Church 4:495 (1880). {EUD 121.4}
Pero el perdón tiene un significado más abarcante del que muchos suponen. Cuando Dios promete que “será amplio en perdonar”, añade, como si el alcance de esa promesa fuera más de lo que pudiéramos entender: “Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos”.19 El perdón de Dios no es solamente un acto judicial por el cual libra de la condenación. No es sólo el perdón por el pecado. Es también una redención del pecado. Es la efusión del amor redentor que transforma el corazón. David tenía el verdadero concepto del perdón cuando oró “Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí”. También dijo: “Cuanto está lejos el oriente del occidente, hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones”.20 {DMJ 97.2}
https://egwwritings.org/?ref=es_DMJ.97.2&para=175.533


“No cerrará el tiempo de gracia hasta que el mensaje haya sido proclamado con más claridad. La ley de Dios ha de ser magnificada [...] El mensaje de la justicia de Cristo ha de resonar de un extremo de la tierra hasta el otro para preparar el camino del Señor. Esta es la gloria de Dios que terminará la obra del tercer ángel”. Joyas de los Testimonios (JT), vol. 2, (Bs. As.: ACES, 1956), pp. 373,374