Cada Día con Dios


Cada Día con Dios
La grandeza de la humildad, 13 de diciembre https://ift.tt/tbBfEDZ Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, éste la salvará. Lucas 9:24. Cristo dio a sus discípulos una lección sumamente importante con respecto a cómo debían ser. “En el reino que estableceré -les dijo-, la lucha por la supremacía no tendrá cabida alguna. Todos ustedes son hermanos. Todos mis siervos serán iguales. La única grandeza que se reconocerá será la de la humildad y la devoción en el servicio de los demás. El que se humille será ensalzado, y el que se ensalce será humillado. El que trate de servir a los demás mediante la abnegación y el sacrificio, recibirá los atributos de carácter que lo recomendarán ante mi Padre, y desarrollará sabiduría, verdadera paciencia, tolerancia, bondad y compasión. Esto le dará el primer lugar en el reino de Dios”. El Hijo de Dios se humilló para convertirse en el siervo del Señor. Se sometió a la bajeza y al sacrificio, incluso a la muerte, para dar libertad y vida, y un lugar en su reino a los que creyeran en él. Dio su vida en rescate por muchos. Esto debiera bastar para que se avergonzaran de su conducta todos los que continuamente están tratando de ocupar el primer lugar y luchan siempre por la supremacía. “Si alguno quiere venir en pos de mí -dijo Cristo-, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame”. Lucas 9:23. Esta es la prueba del discipulado. Si los miembros de la iglesia fueran hacedores de la Palabra, como solemnemente se comprometieron hacerlo en ocasión de su bautismo, amarían a sus hermanos y estarían tratando continuamente de fomentar la unidad y la armonía... Los que creen en Cristo y caminan humildemente con él sin luchar por la supremacía, y tratan de ver qué pueden hacer para ayudar, bendecir y fortalecer las almas de los demás, colaboran con los ángeles que sirven a los herederos de la salvación. Jesús les da gracia, sabiduría y justicia, y los convierte en bendición para todos aquellos con quienes se relacionan. Mientras más humildes son en su propia opinión, más bendiciones reciben de Dios, porque éstas no los exaltan. Usan correctamente sus bendiciones, porque las reciben para impartirlas. Los ángeles servidores reciben instrucción procedente del trono de Dios para colaborar con los instrumentos humanos. Reciben la gracia de Cristo para impartirla a los hombres.—Manuscrito 165, del 13 de diciembre de 1898, “La humildad: Prueba de discipulado”.
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Satanás les ofrece a los hombres los reinos del mundo si ellos le ceden la supremacía. Muchos hacen esto y sacrifican el cielo. Es mejor morir que pecar; es mejor padecer necesidad que defraudar; es mejor pasar hambre que mentir.—Testimonies for the Church 4:495 (1880). {EUD 121.4}
Pero el perdón tiene un significado más abarcante del que muchos suponen. Cuando Dios promete que “será amplio en perdonar”, añade, como si el alcance de esa promesa fuera más de lo que pudiéramos entender: “Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos”.19 El perdón de Dios no es solamente un acto judicial por el cual libra de la condenación. No es sólo el perdón por el pecado. Es también una redención del pecado. Es la efusión del amor redentor que transforma el corazón. David tenía el verdadero concepto del perdón cuando oró “Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí”. También dijo: “Cuanto está lejos el oriente del occidente, hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones”.20 {DMJ 97.2}
https://egwwritings.org/?ref=es_DMJ.97.2&para=175.533


“No cerrará el tiempo de gracia hasta que el mensaje haya sido proclamado con más claridad. La ley de Dios ha de ser magnificada [...] El mensaje de la justicia de Cristo ha de resonar de un extremo de la tierra hasta el otro para preparar el camino del Señor. Esta es la gloria de Dios que terminará la obra del tercer ángel”. Joyas de los Testimonios (JT), vol. 2, (Bs. As.: ACES, 1956), pp. 373,374