Cada Día con Dios


Cada Día con Dios
Unidad, 26 de diciembre https://ift.tt/GZAsbin Yo pues, preso en el Señor, os ruego que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados, con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor, solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz. Efesios 4:1-3. Lean la oración que Cristo ofreció por su pueblo justamente antes de su juicio y su crucifixión. Cristo, en su condición de ser humano, sufrió desilusiones y pruebas. Cuando leo en la Biblia cuántos no quisieron creer que Cristo era el Hijo de Dios, el corazón se me llena de tristeza. Leemos que hasta sus propios hermanos rehusaron creer en él. Debemos presentar un frente monolítico de unión y fe. Debemos ser fuertes en el Señor con el poder de su gracia... Debido a la desunión, el enemigo se introduce y siembra su simiente. Necesitamos conocer la verdad en todos sus aspectos. Necesitamos menos de nuestras propias palabras y más de la Palabra de Dios. Estamos cerca del fin del tiempo, y no podemos permitirnos cometer errores. La verdad alcanzará la victoria. “Amándoos fraternalmente, misericordiosos, amigables”. 1 Pedro 3:8. Debemos poner en práctica la cortesía cristiana. La respuesta suave a la cruel arremetida disipa la ira... Se hiere a Cristo cuando se producen diferencias con tanta facilidad y tan a menudo. Vayan al (capítulo 17) de Juan y lean la oración de Cristo, y su ruego de que sus discípulos fueran unidos así como él es uno con el Padre. Deshonramos mucho a Dios cuando consideramos asunto de poca monta sacar a relucir nuestras diferencias. El resultado de esto es que con seguridad debilitamos nuestras propias almas y las de los demás... Cuando ponemos sobre el tapete nuestras propias ideas y opiniones, desviamos a otras personas. Démosle importancia a un sencillo “Así dice Jehová”, y seremos colaboradores de Cristo. “Sed, pues, imitadores de Dios como hijos amados. Y andad en amor, como también Cristo nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios en olor fragante”. Efesios 5:1, 2. ¡Qué grandes y abarcantes verdades surgen con todo su brillo de la Palabra de Dios, para modelar las mentes y los corazones de acuerdo con la orden de Cristo! Durante la noche escuché estas palabras dirigidas a diversos grupos por el Maestro divino: “Pongan en armonía sus planes, no haya discrepancias entre ustedes”...—Carta 398, del 26 de diciembre de 1906, dirigida al Dr. D. H. Kress y Sra.
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Satanás les ofrece a los hombres los reinos del mundo si ellos le ceden la supremacía. Muchos hacen esto y sacrifican el cielo. Es mejor morir que pecar; es mejor padecer necesidad que defraudar; es mejor pasar hambre que mentir.—Testimonies for the Church 4:495 (1880). {EUD 121.4}
Pero el perdón tiene un significado más abarcante del que muchos suponen. Cuando Dios promete que “será amplio en perdonar”, añade, como si el alcance de esa promesa fuera más de lo que pudiéramos entender: “Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos”.19 El perdón de Dios no es solamente un acto judicial por el cual libra de la condenación. No es sólo el perdón por el pecado. Es también una redención del pecado. Es la efusión del amor redentor que transforma el corazón. David tenía el verdadero concepto del perdón cuando oró “Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí”. También dijo: “Cuanto está lejos el oriente del occidente, hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones”.20 {DMJ 97.2}
https://egwwritings.org/?ref=es_DMJ.97.2&para=175.533


“No cerrará el tiempo de gracia hasta que el mensaje haya sido proclamado con más claridad. La ley de Dios ha de ser magnificada [...] El mensaje de la justicia de Cristo ha de resonar de un extremo de la tierra hasta el otro para preparar el camino del Señor. Esta es la gloria de Dios que terminará la obra del tercer ángel”. Joyas de los Testimonios (JT), vol. 2, (Bs. As.: ACES, 1956), pp. 373,374