El Cristo Triunfante


Importancia de comparar el Edén con el Getsemaní, 18 de enero https://ift.tt/uW4wBZY “Porque así como por la desobediencia de un hombre los muchos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno, los muchos serán constituidos justos”. Romanos 5:19. Ha de meditarse cuidadosamente sobre la vida de Cristo, y estudiarla constantemente con el deseo de entender la razón por la cual tuvo que venir. Sólo podemos formular nuestras conclusiones mediante el escudriñamiento de las Escrituras, tal como Cristo nos ha ordenado hacerlo cuando dice, “ellas son las que dan testimonio de mí”. Podemos encontrar mediante la investigación de la Palabra las virtudes de la obediencia en contraste con la pecaminosidad de la desobediencia. “Porque así como por la desobediencia de un hombre los muchos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno, los muchos serán constituidos justos”. El jardín del Edén, con su sucia mancha de desobediencia, ha de estudiarse cuidadosamente, y compararse con el jardín del Getsemaní, donde el Redentor del mundo sufrió una agonía sobrehumana cuando los pecados del mundo entero pesaban sobre él. Escucha la oración del unigénito Hijo de Dios: “Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa; pero no sea como yo quiero, sino como tú”. Y la segunda vez que elevó su oración, dijo: “Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa; pero no sea como yo quiero, sino como tú”. La tercera vez que oró, pronunció las mismas palabras. Aquí la misteriosa copa tembló en las manos del Hijo de Dios. ¿Enjugaría el sudor de sangre de su rostro agonizante para abandonar a la raza humana? El lamento, la miseria y la ruina de un mundo caído proyectaban su horrible imagen ante él. “Y estando en agonía, oraba más intensamente; y era su sudor como grandes gotas de sangre que caían hasta la tierra”. “Y se apareció un ángel del cielo para fortalecerle”. El conflicto ha terminado. Jesús aceptó honrar a su Padre al hacer su voluntad y cargar sobre sí la maldición, la consecuencia de la transgresión de la humanidad. Fue obediente hasta la muerte y muerte de cruz. Esto era lo que estaba implícito en la desobediencia de Adán y esto es lo que la obediencia del Hijo de Dios significa para nosotros... La felicidad de los seres humanos se encuentra en obedecer las leyes de Dios. En la obediencia a la ley de Dios los seres humanos encuentran resguardo y protección contra el mal. Ninguno que se aleje de los específicos requerimientos de Dios y establezca su propia norma, será feliz ni gozará de seguridad alguna.—Manuscrito 1, 1892.

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Satanás les ofrece a los hombres los reinos del mundo si ellos le ceden la supremacía. Muchos hacen esto y sacrifican el cielo. Es mejor morir que pecar; es mejor padecer necesidad que defraudar; es mejor pasar hambre que mentir.—Testimonies for the Church 4:495 (1880). {EUD 121.4}
Pero el perdón tiene un significado más abarcante del que muchos suponen. Cuando Dios promete que “será amplio en perdonar”, añade, como si el alcance de esa promesa fuera más de lo que pudiéramos entender: “Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos”.19 El perdón de Dios no es solamente un acto judicial por el cual libra de la condenación. No es sólo el perdón por el pecado. Es también una redención del pecado. Es la efusión del amor redentor que transforma el corazón. David tenía el verdadero concepto del perdón cuando oró “Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí”. También dijo: “Cuanto está lejos el oriente del occidente, hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones”.20 {DMJ 97.2}
https://egwwritings.org/?ref=es_DMJ.97.2&para=175.533


“No cerrará el tiempo de gracia hasta que el mensaje haya sido proclamado con más claridad. La ley de Dios ha de ser magnificada [...] El mensaje de la justicia de Cristo ha de resonar de un extremo de la tierra hasta el otro para preparar el camino del Señor. Esta es la gloria de Dios que terminará la obra del tercer ángel”. Joyas de los Testimonios (JT), vol. 2, (Bs. As.: ACES, 1956), pp. 373,374