A Fin de Conocerle


El Espíritu Santo es nuestro ayudador, 20 de febrero https://ift.tt/OakI21B Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios. Romanos 8:14. Mediante el ministerio de los ángeles, el Espíritu Santo puede obrar en la mente y el corazón del ser humano y atraerlo a Cristo... Pero el Espíritu de Dios no interfiere con la libertad del ser humano. El Espíritu Santo se da como un ayudador a fin de que el hombre pueda cooperar con la Divinidad, y es dado para que Dios pueda atraer al alma, pero nunca forzar su obediencia. Cristo está pronto a impartir toda la influencia celestial. Conoce cada tentación que sobreviene al hombre y las facultades de cada uno. Pesa su fuerza. Ve el presente y el futuro y presenta delante de la mente las obligaciones a las que hará frente y la insta para que las cosas vulgares terrenales no lleguen a ser tan absorbentes que las cosas eternas queden fuera de cómputo. El Señor tiene plenitud de gracia para conferir a cualquiera que reciba el don celestial. El Espíritu Santo pondrá en el servicio de Cristo las facultades confiadas por Dios, y modelará y dará forma al ser humano de acuerdo con el Modelo divino.—Carta 71, 1893. El Espíritu Santo es nuestra suficiencia en la obra de edificar el carácter, de formarlo de acuerdo con la semejanza divina. Cometemos un grave error cuando pensamos que somos capaces de modelar nuestra propia vida. Nunca podemos por nosotros mismos vencer la tentación. Pero los que tienen una fe genuina en Cristo serán movidos por el Espíritu Santo. El alma en cuyo corazón habita la fe, crecerá constituyendo un bello templo para el Señor. Será dirigida por la gracia de Cristo. Crecerá en la misma proporción en que dependa de las enseñanzas del Espíritu Santo.—Manuscrito 8, 1900. La influencia del Espíritu Santo es la vida de Cristo en el alma. No vemos a Cristo ni le hablamos, pero su Espíritu Santo está tan cerca de nosotros en un lugar como en otro. Obra dentro y por medio de todo el que recibe a Cristo.—Manuscrito 41, 1896.

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Satanás les ofrece a los hombres los reinos del mundo si ellos le ceden la supremacía. Muchos hacen esto y sacrifican el cielo. Es mejor morir que pecar; es mejor padecer necesidad que defraudar; es mejor pasar hambre que mentir.—Testimonies for the Church 4:495 (1880). {EUD 121.4}
Pero el perdón tiene un significado más abarcante del que muchos suponen. Cuando Dios promete que “será amplio en perdonar”, añade, como si el alcance de esa promesa fuera más de lo que pudiéramos entender: “Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos”.19 El perdón de Dios no es solamente un acto judicial por el cual libra de la condenación. No es sólo el perdón por el pecado. Es también una redención del pecado. Es la efusión del amor redentor que transforma el corazón. David tenía el verdadero concepto del perdón cuando oró “Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí”. También dijo: “Cuanto está lejos el oriente del occidente, hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones”.20 {DMJ 97.2}
https://egwwritings.org/?ref=es_DMJ.97.2&para=175.533


“No cerrará el tiempo de gracia hasta que el mensaje haya sido proclamado con más claridad. La ley de Dios ha de ser magnificada [...] El mensaje de la justicia de Cristo ha de resonar de un extremo de la tierra hasta el otro para preparar el camino del Señor. Esta es la gloria de Dios que terminará la obra del tercer ángel”. Joyas de los Testimonios (JT), vol. 2, (Bs. As.: ACES, 1956), pp. 373,374