Ir al contenido principal

Sabbath School


Sabbath School
Comentarios Elena G.W para la Escuela Sabática https://ift.tt/u8nqDN0 “Bendice, alma mía, a Jehová, y bendiga todo mi ser su santo nombre. Bendice, alma mía, a Jehová, y no olvides ninguno de sus beneficios. Él es quien perdona todas tus iniquidades, el que sana todas tus dolencias; el que rescata del hoyo tu vida, el que te corona de favores y misericordias”. Salmo 103:1-4.Dios nos ha dado el don del habla para que podamos relatar a otros cómo él nos trata, para que su amor y compasión pueda conmover a otros corazones, y que de otras almas puedan elevarse también alabanzas a Aquel que nos ha llamado de las tinieblas a su luz admirable. El Señor ha dicho: “Vosotros sois mis testigos”. Isaías 43:10. Pero todos los que son llamados a testificar por Cristo, deben aprender de él a fin de ser testigos eficientes. Como hijos del Rey celestial, deben educarse para dar testimonio en voz clara y distinta, y de tal manera que nadie pueda recibir la impresión de que les cuesta hablar de la misericordia del Señor (Consejos para los maestros, p. 230).Por nosotros [Jesús] soportó la agonía del Huerto de Getsemaní… Oh, ¿por qué todo este sufrimiento, esta ignominia y torturante agonía? Fue para que mediante el sacrificio de sí mismo pudiera revelarse su amor, para que pudiera apartar a los hombres de los caminos del pecado. Después de que hayamos costado tanto al Salvador, ¿lo dejaremos ahora? ¡Oh, no, no! Fiel es el que ha prometido; sus brazos están extendidos para recibir en su corazón de amor a los creyentes arrepentidos, con toda la ternura del afecto divino. En Jesús tenemos un amigo perdurable e inmutable, y aunque todas las perspectivas terrenales fracasen y todo amigo terrenal resulte traicionero, él sigue siendo fiel.Sus siervos son tan queridos para él como la niña de sus ojos. En la prueba, en la necesidad, en la perplejidad y en la angustia, no estamos solos; a cada paso, en tono seguro y consolador, él nos pide: “Sígueme”. “Nunca te dejaré ni te desampararé (Manuscript Releases, t. 12, p. 115).La historia bíblica sostiene al corazón que desmaya con la esperanza de la misericordia divina. No necesitamos desesperarnos cuando vemos que otros lucharon con desalientos semejantes a los nuestros, cayeron en tentaciones como nosotros, y sin embargo recobraron sus fuerzas y recibieron bendición de Dios. Las palabras de la inspiración consuelan y alientan al alma que yerra. Aunque los patriarcas y los apóstoles estuvieron sujetos a las flaquezas humanas, por la fe obtuvieron buen renombre, pelearon sus batallas con la fuerza del Señor y vencieron gloriosamente. Así también podemos nosotros confiar en la virtud del sacrificio expiatorio y ser vencedores en el nombre de Jesús. La humanidad fue humanidad en todas partes del mundo, desde el tiempo de Adán hasta la generación actual; y a través de todas las edades el amor de Dios no tiene comparación (_Te__stimonios para la iglesia,_t. 4, p. 19).
¡Visita Sabbath School!

Comentarios

Entradas populares de este blog

LA IGLESIA ADVENTISTA NO ES BABILONIA... ¡ES LAODICEA!

Conozco la Iglesia Adventista desde mi niñez (7 años) y sé que es la Iglesia Verdadera. Lo he sabido desde que mis papás encontraron en la Biblia la verdad del sábado y buscaron la iglesia que respetara los mandamientos de Dios y encontraron a la Iglesia Adventista del Séptimo Día. Desde entonces he tenido la convicción de que la Iglesia Adventista es la Iglesia Verdadera, por cuanto es la única que predica la verdad completa y cumple los dos requisitos que ESTÁN ESCRITOS tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento: ANTIGUO TESTAMENTO: “!!A la ley y al testimonio! Si no dijeren conforme a esto, es porque no les ha amanecido.”(Isaías 8:20) NUEVO TESTAMENTO “ Aquí está la paciencia de los santos, los que guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús.” (Apocalipsis 14:12) “Entonces el dragón se llenó de ira contra la mujer; y se fue a hacer guerra contra el resto de la descendencia de ella, los que guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesu