Hijos e Hijas de Dios
Música que es bendición, 21 de junio Servid a Jehová con alegría; venid ante su presencia con regocijo. Salmos 100:2. https://ift.tt/yX3EGCd Cántense en el hogar cantos dulces y puros, y habrá menos palabras de censura, y más de alegría, esperanza y gozo... Como parte del servicio religioso, el canto no es menos importante que la oración. En realidad, más de un canto es una oración.—La Educación, 163, 164. Me siento alarmada al observar por todas partes la frivolidad de los jóvenes y las señoritas que profesan creer la verdad... Tienen un agudo oído para la música, y Satanás sabe qué órganos excitar para animar, embargar y encantar la mente de manera que no se desee a Cristo... Sobre los jóvenes descansan solemnes responsabilidades que ellos consideran con liviandad. La introducción de música en sus hogares, en lugar de instarlos a la santidad y la espiritualidad, ha sido el medio de apartar sus mentes de la verdad. Los cantos frívolos, y las piezas musicales populares y de moda, parecen agradar su gusto. Los instrumentos de música han tomado tiempo que debiera haberse dedicado a la oración. La música, cuando no se abusa de ella, es una gran bendición; pero cuando se la emplea mal, es una maldición terrible.—Testimonies for the Church 1:496, 497. ¿Qué sucedería si hubierais sido educados y preparados en el arte de la música, y no se os hubiera enseñado a cantar la canción nueva? ¿De qué valdría toda esa preparación si no se os hubiera preparado apropiadamente para ser miembros de la familia del Señor, hijos e hijas de Dios?—The Youth’s Instructor, 3 de agosto de 1893. Nadie en cuyo interior more el Salvador lo deshonrará ante los demás produciendo melodías de un instrumento musical que aparte la mente del Dios del cielo para concentrarla en cosas triviales.—Testimonies for the Church 1:509, 510.
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Música que es bendición, 21 de junio Servid a Jehová con alegría; venid ante su presencia con regocijo. Salmos 100:2. https://ift.tt/yX3EGCd Cántense en el hogar cantos dulces y puros, y habrá menos palabras de censura, y más de alegría, esperanza y gozo... Como parte del servicio religioso, el canto no es menos importante que la oración. En realidad, más de un canto es una oración.—La Educación, 163, 164. Me siento alarmada al observar por todas partes la frivolidad de los jóvenes y las señoritas que profesan creer la verdad... Tienen un agudo oído para la música, y Satanás sabe qué órganos excitar para animar, embargar y encantar la mente de manera que no se desee a Cristo... Sobre los jóvenes descansan solemnes responsabilidades que ellos consideran con liviandad. La introducción de música en sus hogares, en lugar de instarlos a la santidad y la espiritualidad, ha sido el medio de apartar sus mentes de la verdad. Los cantos frívolos, y las piezas musicales populares y de moda, parecen agradar su gusto. Los instrumentos de música han tomado tiempo que debiera haberse dedicado a la oración. La música, cuando no se abusa de ella, es una gran bendición; pero cuando se la emplea mal, es una maldición terrible.—Testimonies for the Church 1:496, 497. ¿Qué sucedería si hubierais sido educados y preparados en el arte de la música, y no se os hubiera enseñado a cantar la canción nueva? ¿De qué valdría toda esa preparación si no se os hubiera preparado apropiadamente para ser miembros de la familia del Señor, hijos e hijas de Dios?—The Youth’s Instructor, 3 de agosto de 1893. Nadie en cuyo interior more el Salvador lo deshonrará ante los demás produciendo melodías de un instrumento musical que aparte la mente del Dios del cielo para concentrarla en cosas triviales.—Testimonies for the Church 1:509, 510.
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