Cada Día con Dios
Si Judas se hubiera arrepentido, 15 de septiembre El que come pan conmigo, levantó contra mí su calcañar. Juan 13:18. https://ift.tt/7coxOKr Cristo se podría haber librado. Cuando pronunció las palabras [en el Getsemaní] “Yo soy”, inmediatamente lo rodearon los ángeles, y esa multitud tuvo plena evidencia de que Cristo contaba con el poder de Dios. Cuando esa turba asesina retrocedió tropezando, mientras trataba de aferrarse del aire para sostenerse y caía pesadamente en tierra, hubiera sido fácil para Cristo mantenerlos indefensos y postrados, para pasar en medio de ellos sin sufrir daño alguno. Mediante un breve resplandor de su gloria podía haberlos extinguido. Eso era lo que Judas esperaba, porque en varias oportunidades Cristo había escapado... No es extraño que Judas, aún entonces, se aferrara a su odio y mantuviera su propósito hasta el mismo fin. Si se hubiera arrepentido, si en ese momento hubiese confesado su pecado, si su corazón de traidor se hubiese quebrantado, habría recibido perdón. Pero la obstinación satánica aumenta en proporción directa con la luz recibida y rechazada. Las invitaciones, las amonestaciones acerca de los peligros venideros, no modificaron el propósito de Judas, porque su corazón no había cambiado. Frente a la luz y la evidencia decidió seguir su propia conducta y hacer su voluntad. La paciencia de Cristo, su amable reprensión que brotó al fin de los labios divinos, no quebrantaron su terco corazón. Su prolongada persistencia endureció su corazón. Vio adónde lo conducían sus pasos, pero los agentes satánicos lo rodeaban, y no tenía poder para librarse de la trampa. Los atributos humanos tan largamente acariciados, la decisión de no aceptar la luz, le impidieron ver todas las consecuencias de sus actos. Judas no es el único ser humano que ha transitado por ese terreno... Judas era un hombre que poseía cualidades valiosas. Pero no quería aprender... Cuando alguien se relaciona con otra persona que lleva el mensaje del cielo, y oye la verdad pero no la pone en práctica, ésta se empequeñece hasta llegar a ser indigna de atención para él. Así ocurrió con Judas. El hombre debe creer la verdad; debe modificar su conducta y ponerse de acuerdo con la luz que resplandece sobre él.—Manuscrito 100, del 15 de septiembre de 1897, “El arresto de Cristo”.
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Si Judas se hubiera arrepentido, 15 de septiembre El que come pan conmigo, levantó contra mí su calcañar. Juan 13:18. https://ift.tt/7coxOKr Cristo se podría haber librado. Cuando pronunció las palabras [en el Getsemaní] “Yo soy”, inmediatamente lo rodearon los ángeles, y esa multitud tuvo plena evidencia de que Cristo contaba con el poder de Dios. Cuando esa turba asesina retrocedió tropezando, mientras trataba de aferrarse del aire para sostenerse y caía pesadamente en tierra, hubiera sido fácil para Cristo mantenerlos indefensos y postrados, para pasar en medio de ellos sin sufrir daño alguno. Mediante un breve resplandor de su gloria podía haberlos extinguido. Eso era lo que Judas esperaba, porque en varias oportunidades Cristo había escapado... No es extraño que Judas, aún entonces, se aferrara a su odio y mantuviera su propósito hasta el mismo fin. Si se hubiera arrepentido, si en ese momento hubiese confesado su pecado, si su corazón de traidor se hubiese quebrantado, habría recibido perdón. Pero la obstinación satánica aumenta en proporción directa con la luz recibida y rechazada. Las invitaciones, las amonestaciones acerca de los peligros venideros, no modificaron el propósito de Judas, porque su corazón no había cambiado. Frente a la luz y la evidencia decidió seguir su propia conducta y hacer su voluntad. La paciencia de Cristo, su amable reprensión que brotó al fin de los labios divinos, no quebrantaron su terco corazón. Su prolongada persistencia endureció su corazón. Vio adónde lo conducían sus pasos, pero los agentes satánicos lo rodeaban, y no tenía poder para librarse de la trampa. Los atributos humanos tan largamente acariciados, la decisión de no aceptar la luz, le impidieron ver todas las consecuencias de sus actos. Judas no es el único ser humano que ha transitado por ese terreno... Judas era un hombre que poseía cualidades valiosas. Pero no quería aprender... Cuando alguien se relaciona con otra persona que lleva el mensaje del cielo, y oye la verdad pero no la pone en práctica, ésta se empequeñece hasta llegar a ser indigna de atención para él. Así ocurrió con Judas. El hombre debe creer la verdad; debe modificar su conducta y ponerse de acuerdo con la luz que resplandece sobre él.—Manuscrito 100, del 15 de septiembre de 1897, “El arresto de Cristo”.
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