En los Lugares Celestiales


En los Lugares Celestiales
Jesús nuestro abogado, 14 de septiembre Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo. 1 Juan 2:1. https://ift.tt/2SI0Tbl Cuando seamos tentados a pecar, recordemos que Jesús está intercediendo por nosotros en el santuario celestial. Cuando abandonamos nuestros pecados y venimos a él con fe, toma nuestros nombres en sus labios, y los presenta a su Padre diciendo: “Los tengo esculpidos en las palmas de mis manos; los conozco por nombre”. Y la orden sale a los ángeles para protegerlos. Luego en el día de terrible prueba dirá: “Anda, pueblo mío, entra en tus aposentos, cierra tras ti tus puertas; escóndete un poquito, por un momento, en tanto que pasa la indignación”. Isaías 26:20. ¿Cuáles son los aposentos en los que han de esconderse? Son la protección de Cristo y de los santos ángeles. El pueblo de Dios no está en ese tiempo todo en un solo lugar. Están en diferentes grupos y en todas las partes de la tierra; y ellos serán probados individualmente, no en grupos. Cada uno tiene que soportar la prueba por sí mismo. Nunca hubo un tiempo cuando el pueblo de Dios haya tenido mayor necesidad de reclamar sus promesas como ahora. Atraviese la mano de la fe la oscuridad y aférrese al brazo de poder infinito. Mientras hablamos de la necesidad de separarnos del pecado, recordemos que Cristo vino a nuestro mundo a salvar pecadores, y que “puede también salvar perpetuamente a los que por él se acercan a Dios”. Hebreos 7:25. Es nuestro privilegio creer que su sangre es capaz de limpiarnos de todo borrón y mancha de pecado... Si caéis en tentación, no os desaniméis. Esta promesa viene resonando hasta nuestros días: “Si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo”. Por esta sola promesa, un continuo canto de gratitud debiera salir de los labios de los mortales.—The Review and Herald, 19 de noviembre de 1908.
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Satanás les ofrece a los hombres los reinos del mundo si ellos le ceden la supremacía. Muchos hacen esto y sacrifican el cielo. Es mejor morir que pecar; es mejor padecer necesidad que defraudar; es mejor pasar hambre que mentir.—Testimonies for the Church 4:495 (1880). {EUD 121.4}
Pero el perdón tiene un significado más abarcante del que muchos suponen. Cuando Dios promete que “será amplio en perdonar”, añade, como si el alcance de esa promesa fuera más de lo que pudiéramos entender: “Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos”.19 El perdón de Dios no es solamente un acto judicial por el cual libra de la condenación. No es sólo el perdón por el pecado. Es también una redención del pecado. Es la efusión del amor redentor que transforma el corazón. David tenía el verdadero concepto del perdón cuando oró “Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí”. También dijo: “Cuanto está lejos el oriente del occidente, hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones”.20 {DMJ 97.2}
https://egwwritings.org/?ref=es_DMJ.97.2&para=175.533


“No cerrará el tiempo de gracia hasta que el mensaje haya sido proclamado con más claridad. La ley de Dios ha de ser magnificada [...] El mensaje de la justicia de Cristo ha de resonar de un extremo de la tierra hasta el otro para preparar el camino del Señor. Esta es la gloria de Dios que terminará la obra del tercer ángel”. Joyas de los Testimonios (JT), vol. 2, (Bs. As.: ACES, 1956), pp. 373,374