A Fin de Conocerle
Dios o Mammón, 30 de octubre Ninguno puede servir a dos señores: porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas. Mateo 6:24. https://ift.tt/dg5wBje [Carta a un joven hijo de un padre incrédulo.] Usted, como persona, tiene un alma que salvar o perder. Y aunque Noé, Job y Daniel vivieran en el mundo, podrían salvar solamente sus propias almas por su justicia. Si usted considera esto, le ayudará a comprender que debe esforzarse en aplicar su mente y todas sus facultades, diariamente, para obtener resultados provechosos. Los adoradores del mundo convierten a Mammón en su dios, y subordinan todo lo demás a su adoración. Los cristianos, ¿no deberían mantener subordinados el amor al placer, el amor a todo lo que es contrario a los intereses de Jesucristo? No se nos ha dado el tiempo precioso para malgastarlo en lo que es menos que nada, y vanidad. Al hacerlo, nos estamos engañando y perdiendo la paz en esta vida y la felicidad eterna en la vida futura. No adopte una norma baja como blanco. Que no se lo encuentre en ningún momento trabajando de parte del gran adversario de las almas, que busca contrarrestar la obra del Espíritu de Dios. No trabajéis con vacilación, sino firmemente en la fuerza y la gracia de Cristo. ... Usted es propiedad de Cristo tanto por creación como por redención, y la gloria de Dios está implicada en su éxito individual. Usted es un espectáculo para el mundo, los ángeles y los hombres. Sea valiente en Dios. Vístase con toda la armadura de Dios, y que su padre incrédulo vea que su vida no se ha echado a perder porque ha permanecido fiel a todos los mandamientos de Dios, como adventista. Usted puede ser testigo suyo valiente, y él quiere que lo sea. ... Emplee su influencia para Cristo, y no trabaje del lado de Satanás. El tiempo de gracia es precioso. Aproveche al máximo los áureos momentos, empleando los talentos que Dios le dio, para que acumule algo para el Maestro y sea una bendición para los demás.—Carta 71, 1893.
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Dios o Mammón, 30 de octubre Ninguno puede servir a dos señores: porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas. Mateo 6:24. https://ift.tt/dg5wBje [Carta a un joven hijo de un padre incrédulo.] Usted, como persona, tiene un alma que salvar o perder. Y aunque Noé, Job y Daniel vivieran en el mundo, podrían salvar solamente sus propias almas por su justicia. Si usted considera esto, le ayudará a comprender que debe esforzarse en aplicar su mente y todas sus facultades, diariamente, para obtener resultados provechosos. Los adoradores del mundo convierten a Mammón en su dios, y subordinan todo lo demás a su adoración. Los cristianos, ¿no deberían mantener subordinados el amor al placer, el amor a todo lo que es contrario a los intereses de Jesucristo? No se nos ha dado el tiempo precioso para malgastarlo en lo que es menos que nada, y vanidad. Al hacerlo, nos estamos engañando y perdiendo la paz en esta vida y la felicidad eterna en la vida futura. No adopte una norma baja como blanco. Que no se lo encuentre en ningún momento trabajando de parte del gran adversario de las almas, que busca contrarrestar la obra del Espíritu de Dios. No trabajéis con vacilación, sino firmemente en la fuerza y la gracia de Cristo. ... Usted es propiedad de Cristo tanto por creación como por redención, y la gloria de Dios está implicada en su éxito individual. Usted es un espectáculo para el mundo, los ángeles y los hombres. Sea valiente en Dios. Vístase con toda la armadura de Dios, y que su padre incrédulo vea que su vida no se ha echado a perder porque ha permanecido fiel a todos los mandamientos de Dios, como adventista. Usted puede ser testigo suyo valiente, y él quiere que lo sea. ... Emplee su influencia para Cristo, y no trabaje del lado de Satanás. El tiempo de gracia es precioso. Aproveche al máximo los áureos momentos, empleando los talentos que Dios le dio, para que acumule algo para el Maestro y sea una bendición para los demás.—Carta 71, 1893.
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